116 años de comunidad religiosa que llegan a su fin

Más de un siglo llevan las monjas en Valderas. Mañana domingo, 6 de octubre a las 13:00 horas, tendrá la misa de despedida de la congregación Franciscanas Divina Pastora 'Pastorinas'.

El 11 de enero de 1908 se abrió la puerta de la comunidad en Valderas. En un principio se instauró con una labor de servicio hospitalario en un centro de la villa de Valderas. También se dedió a la enseñanza de niños y niñas párvulos y posteriormente a la enseñanza ya de niñas/jóvenes más mayores. En aquel momento, "se firmo un convenio entre la madre general, la madre Concepción Dolcet y los señores que constituían el excelentísimo ayuntamiento de la villa de Valderas entonces" recogen la documentación histórica de la propia congregación.

La comunidad religiosa es iniciada por seis hermanas. La madre superiora de la misma es María de la Concepción Echevarría. Se construyó un colegio e incluso existió durante una época una escuela hogar para atender a las niñas  y jóvenes que completaban su formación en el instituto. 

En junio de 1985 se cierra la Escuela Hogar y sereduca progresivamente el número de alumnos de preescolar. Muchos fueron los años en los que las hermanas religiosas estuvieron dedicadas a la educación infantil así como la pastoral parroquial. En 1986 se cerró la congregación porque iban mermando el número de niños y las hermanas que los atendían eran mayores. Considerada la escasez de vocaciones en la provincia religiosa y que pastoralmente estaba atendido el pueblo por la dedicación de los sacerdotes de la parroquia, se vio la necesidad de suprimir canónicamente la comunidad.Cuando se cerró, destaca por su larga estancia ahí a la madre Mercedes, excelente parvulista que tiene dedicada una placa en el cementerio, Esclava Sancho, Lorenza Merino, y Eufemia Valentín

En 1990 se abrió de nuevo. Con las hermanas Dolores Sánchez, Mercedes Mota y Carmen Casares. Con la insistencia permanente de Don Virgilio Reina  consiguió que el gobierno provincial lo repensara y hubo un acuerdo de retomar la misión colaborando en el centro médico. También visitaban la residencia para acompañar a los ancianos. Colaboraciones pastorales e inserción, fue la tónica que ha caracterizado a la comunidad. Presencia religiosa en el pueblo que motivó a algunas jóvenes a entrar en la congregación, como es el caso de Jacoba Sierra, Delfina Macho, Socorro Estébanez, María Velado, Isidora López y María García.

La congregación siempre ha estado muy implicada con la parroquia y la labor social lo que ha provocado que sus hermanadas hayan sido muy queridas y valoradas por los valderenses.   Hermanas que fueron referencia, queridas por el pueblo, por su entrega y servicio. y lo cierra Benilde Ferreras que ha estado en las dos etapas.