
Adiós a las monjas que han criado a varias generaciones de valderenses
Benilde y Teresita, las últimas monjas de las ‘Pastorinas’ que han estado ligadas durante décadas a Valderas
Benilde y Teresita llevan días recogiendo. Son las dos últimas monjas de Valderas y en unos pocos días dejarán el que ha sido su hogar durante los últimos años. Pertenecen a la congregación Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor que hasta ahora contaba con una delegación en Valderas.
Las “Pastorinas” o “las monjas” como siempre se las ha conocido en Valderas están ligadas a la localidad “desde siempre”. Hace varias décadas comenzaron su labor educativa en la localidad, primero educando a las niñas, después con un colegio infantil y tras el cierre del mismo ligadas a la actividad de la parroquia.
Tienen 80 y 88 años, hasta hace pocos meses eran tres. Una de ellas sufrió una caída y entonces, se quedaron solas Benilde y Teresita. Ahora, debido a la avanzada edad de ambas y ante la falta de ‘relevo’, las madres superioras han decidido que la congregación abandone la localidad. “Nuestra edad es muy avanzada ya y aunque nos da mucha pena, no queda otro remedio” comenta Benilde, la más joven de las dos. “No hay refuerzo en la vida religiosa” reconoce, “con pena, pero es la realidad”.
Benilde acudirá a un piso de monjas en Carbajal de La Legua donde podrá continuar la actividad, “pero ya a otro ritmo” reconoce. Teresita, la mayor de las dos, se retirará a la casa de mayores que posee la congregación en León. “Es una hormiguita trabajando” destaca su compañera aunque reconoce “no sé si sabrá estar descansando”. Teresita, dulce y callada, sonríe y simplemente asiente. Teresita es de la zona de Carrizo pero desde hace una década es muy feliz en Valderas. “Me da mucha pena irme, no sé qué haré sin trabajar” admite resignada demostrando una sorprendente agilidad.
Benilde es de la montaña, “allá cerca de Cistierna”, pero considera Valderas “como su pueblo”. La primera vez que llegó a Valderas fue con 18 años cuando comenzó a impartir clases a los pequeños de párvulos. De aquello hace más de 60 años. Tras 7 años en Valderas decidió acabar sus estudios y formarse.
"Yo tenía un título de parvulario que de aquellas servía, pero a mí me gustaba la enseñanza y veía que eso no me iba a ser suficiente” explica. “Tenía muy claro que yo quería enseñar, ser profesora, era lo que me gustaba”.
Por eso, no dudó en acudir a sus superioras para pedirlas “seguir estudiando”. Por este motivo se trasladó a Oviedo donde acabó sus estudios y realizó la carrera de Magisterio. Ya como profesora tuvo diferentes destinos, Llanes, Córdoba y León. Una vez jubilada, hace 11 años, su superiora le informó de su traslado.
- Vas a Valderas
- Qué alegría me da, es como si me mandara a mi pueblo.
![[Img #86310]](https://leonsurdigital.com/upload/images/10_2024/1008_img_6451.jpg)
Así fue como Benilde regresó a Valderas. Su casa, la tierra y el pueblo que siempre ha llevado consigo. Ahora emocionada recoge toda la casa “hay tantas cosas, no solo es lo nuestro, es todo lo de la congregación”. En los últimos años residen en la parte alta del que un día fue el “colegio de las monjas”, desde hace años ejerce de casa parroquial donde también se encuentran los salones parroquiales y la vivienda del párroco.
Exactamente no conocen el día de su marcha pero este domingo, 6 de octubre, tendrán una misa de despedida
Vendrá el obispo, después nos iremos en cualquier momento.
En Valderas la marcha de las monjas ha sorprendido. Aunque es algo “inevitable” debido a la “falta de vocaciones” hay muchos vecinos que han intentado que “las monjas se queden”. Algunos hasta han organizado una recogida de firmas, otros han llegado a ofrecer sus propias casas para alojar a las monjas... La situación es la que es y a pesar de que la congregación ha intentado mantener la sede de Valderas abierta, ahora ya es inviable. Hubo una época, después de la época docente, en la que incluso convivieron 6 u 8 religiosas. Pero los tiempos han cambiado.
De eso bien sabe Raymon Acosta Dominici, párroco de Valderas desde hace un año. Tiene 28 años y su juventud contrasta con la de las religiosas. Él lo tiene claro “la falta de vida cristiana” y “de vocación” son causas principales del cierre de congregaciones. Hace unas semanas fue en la cercana localidad de Mayorga (Valladolid) y hace años ya se fueron las de otros pueblos, como ocurrió en Villamañán. Raymon es sincero:
No creo que vuelvan las monjas, a no ser que haya un repunte de vocación
Él sonríe cuando le preguntan por su caso, “¿sabes que son dominicano?” pregunta con cierto toque de humor. Lo cierto, es que la vocación religiosa que, en los últimos años, falta en países como en España sí se mantienen en países latinoamericanos.
Aquí hay muchas familias que directamente no apoyan la llamada espiritual. Muchas familias no quieren que sus hijos sean religiosos
Cuando se le pregunta por el pueblo y la reacción ante la marcha de las monjas se muestra compresible. "Todos están en contra porque han estado toda la vida y les duele. Hay algunos que no quieren que se marchen y tienen miedo. Pero la decisión está tomada. No se va acabar la Iglesia en Valderas con la marcha de las monjas" asegura.
Ahora Raymon es consciente de que “el gran peso” va a “caer sobre él”, será el encargado de desempeñar toda la labor que hasta ahora han desarrollado las monjas.
“Tengo que organizar muchas cosas, porque ellas se encargaban no solo del mantenimiento y de la limpieza de los diferentes espacios de la congregación, también de la catequesis, e incluso de la visita y unción de enfermos, o de las lecturas en la celebración eucarística.
El vacío que dejan las monjas es mucho y más el recuerdo de incontables momentos y vivencias de generaciones y generaciones de valderenses que cuentan en sus recuerdos con las clases, catequesis o diferentes momentos en los que “las monjas siempre estaban”. Benilde y Teresita, son la sonrisa viva de esos tiempos que, en los últimos días, muchos han querido “desempolvar” del baúl de los recuerdos y publicarlas en las redes sociales. Este domingo, Valderas despedirá con cariño a las que siempre serán sus monjas.
![[Img #86312]](https://leonsurdigital.com/upload/images/10_2024/7149_461728975_1209434403620325_2909583968027681319_n.jpg)
Benilde y Teresita llevan días recogiendo. Son las dos últimas monjas de Valderas y en unos pocos días dejarán el que ha sido su hogar durante los últimos años. Pertenecen a la congregación Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor que hasta ahora contaba con una delegación en Valderas.
Las “Pastorinas” o “las monjas” como siempre se las ha conocido en Valderas están ligadas a la localidad “desde siempre”. Hace varias décadas comenzaron su labor educativa en la localidad, primero educando a las niñas, después con un colegio infantil y tras el cierre del mismo ligadas a la actividad de la parroquia.
Tienen 80 y 88 años, hasta hace pocos meses eran tres. Una de ellas sufrió una caída y entonces, se quedaron solas Benilde y Teresita. Ahora, debido a la avanzada edad de ambas y ante la falta de ‘relevo’, las madres superioras han decidido que la congregación abandone la localidad. “Nuestra edad es muy avanzada ya y aunque nos da mucha pena, no queda otro remedio” comenta Benilde, la más joven de las dos. “No hay refuerzo en la vida religiosa” reconoce, “con pena, pero es la realidad”.
Benilde acudirá a un piso de monjas en Carbajal de La Legua donde podrá continuar la actividad, “pero ya a otro ritmo” reconoce. Teresita, la mayor de las dos, se retirará a la casa de mayores que posee la congregación en León. “Es una hormiguita trabajando” destaca su compañera aunque reconoce “no sé si sabrá estar descansando”. Teresita, dulce y callada, sonríe y simplemente asiente. Teresita es de la zona de Carrizo pero desde hace una década es muy feliz en Valderas. “Me da mucha pena irme, no sé qué haré sin trabajar” admite resignada demostrando una sorprendente agilidad.
Benilde es de la montaña, “allá cerca de Cistierna”, pero considera Valderas “como su pueblo”. La primera vez que llegó a Valderas fue con 18 años cuando comenzó a impartir clases a los pequeños de párvulos. De aquello hace más de 60 años. Tras 7 años en Valderas decidió acabar sus estudios y formarse.
"Yo tenía un título de parvulario que de aquellas servía, pero a mí me gustaba la enseñanza y veía que eso no me iba a ser suficiente” explica. “Tenía muy claro que yo quería enseñar, ser profesora, era lo que me gustaba”.
Por eso, no dudó en acudir a sus superioras para pedirlas “seguir estudiando”. Por este motivo se trasladó a Oviedo donde acabó sus estudios y realizó la carrera de Magisterio. Ya como profesora tuvo diferentes destinos, Llanes, Córdoba y León. Una vez jubilada, hace 11 años, su superiora le informó de su traslado.
- Vas a Valderas
- Qué alegría me da, es como si me mandara a mi pueblo.
Así fue como Benilde regresó a Valderas. Su casa, la tierra y el pueblo que siempre ha llevado consigo. Ahora emocionada recoge toda la casa “hay tantas cosas, no solo es lo nuestro, es todo lo de la congregación”. En los últimos años residen en la parte alta del que un día fue el “colegio de las monjas”, desde hace años ejerce de casa parroquial donde también se encuentran los salones parroquiales y la vivienda del párroco.
Exactamente no conocen el día de su marcha pero este domingo, 6 de octubre, tendrán una misa de despedida
Vendrá el obispo, después nos iremos en cualquier momento.
En Valderas la marcha de las monjas ha sorprendido. Aunque es algo “inevitable” debido a la “falta de vocaciones” hay muchos vecinos que han intentado que “las monjas se queden”. Algunos hasta han organizado una recogida de firmas, otros han llegado a ofrecer sus propias casas para alojar a las monjas... La situación es la que es y a pesar de que la congregación ha intentado mantener la sede de Valderas abierta, ahora ya es inviable. Hubo una época, después de la época docente, en la que incluso convivieron 6 u 8 religiosas. Pero los tiempos han cambiado.
De eso bien sabe Raymon Acosta Dominici, párroco de Valderas desde hace un año. Tiene 28 años y su juventud contrasta con la de las religiosas. Él lo tiene claro “la falta de vida cristiana” y “de vocación” son causas principales del cierre de congregaciones. Hace unas semanas fue en la cercana localidad de Mayorga (Valladolid) y hace años ya se fueron las de otros pueblos, como ocurrió en Villamañán. Raymon es sincero:
No creo que vuelvan las monjas, a no ser que haya un repunte de vocación
Él sonríe cuando le preguntan por su caso, “¿sabes que son dominicano?” pregunta con cierto toque de humor. Lo cierto, es que la vocación religiosa que, en los últimos años, falta en países como en España sí se mantienen en países latinoamericanos.
Aquí hay muchas familias que directamente no apoyan la llamada espiritual. Muchas familias no quieren que sus hijos sean religiosos
Cuando se le pregunta por el pueblo y la reacción ante la marcha de las monjas se muestra compresible. "Todos están en contra porque han estado toda la vida y les duele. Hay algunos que no quieren que se marchen y tienen miedo. Pero la decisión está tomada. No se va acabar la Iglesia en Valderas con la marcha de las monjas" asegura.
Ahora Raymon es consciente de que “el gran peso” va a “caer sobre él”, será el encargado de desempeñar toda la labor que hasta ahora han desarrollado las monjas.
“Tengo que organizar muchas cosas, porque ellas se encargaban no solo del mantenimiento y de la limpieza de los diferentes espacios de la congregación, también de la catequesis, e incluso de la visita y unción de enfermos, o de las lecturas en la celebración eucarística.
El vacío que dejan las monjas es mucho y más el recuerdo de incontables momentos y vivencias de generaciones y generaciones de valderenses que cuentan en sus recuerdos con las clases, catequesis o diferentes momentos en los que “las monjas siempre estaban”. Benilde y Teresita, son la sonrisa viva de esos tiempos que, en los últimos días, muchos han querido “desempolvar” del baúl de los recuerdos y publicarlas en las redes sociales. Este domingo, Valderas despedirá con cariño a las que siempre serán sus monjas.
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