Valderas
'Campanadas' para un reloj mudo anclado en el tiempo
![[Img #26998]](upload/img/periodico/img_26998.jpg)
Hay en mi pueblo un reloj que no suena. El reloj del Ayuntamiento de Valderas está anclado en el tiempo. Primero llegó el silencio de sus carrillones, hará ya una década, después sus manecillas se pararon para siempre en un infinito 'once menos veinte'.
Cuando era pequeña recuerdo que mi abuelo me contaba un dicho que hablaba sobre el sonido de las campanas de la iglesia y ensalzaba el sonido del reloj del Ayuntamiento que marcaba las horas puntual. Su sonido era alto y limpio, se oía más allá del pueblo, incluso en la Zamorana o en Otero. Decían que si ponías 'bien el oído' hasta Campazas llegaba su sonido.
Todavía resuena en la memoria colectiva de los valderenses el toque puntual del reloj en los cuartos, a y media y a las horas en punto. No hacía falta tener reloj (ni móvil), el reloj del Ayuntamiento mantenía 'en hora' a los vecinos y visitantes. ¡Qué bien sonaba! Incluso, en días silenciosos, sus toques eran capaces de 'despertar' de la siesta.
Pero un día su sonido se apagó en un suspiro. Ahora nuestro reloj está mudo, mudo y en una instantánea permanente. Da igual las veces que mires sus manecillas, permanecen ancladas en el tiempo como testigos mudos del paso de los días, meses y años. Las horas no pasan por él.
El silencio es permanente pero es en Nochevieja cuando más se extraña su sonido. Y es entonces cuando la imaginación de algunos vecinos de Valderas sobresale. Hay quienes se niegan a perder esa costumbre de 'comer las uvas' frente al Ayuntamiento para recibir el año entre vecinos. Ese momento de estrechar manos, intercamiar besos y brindar en una alegría común para recibir con la 'familia valderense' el nuevo año.
![[Img #26997]](upload/img/periodico/img_26997.jpg)
Los que siempre acudían a la cita con las uvas frente al Ayuntamiento decidieron no faltar y acompañar al reloj mudo en la bienvenida del año. Ellos empezaron poniendo a 'viva voz' el sonido de las campanas, luego pasaron por megáfonos y ahora hasta disponen de un sofisticado 'artilugio' casero para reproducir sus especiales campanadas. Campanadas de confraternización que comparten casi casi en familia los de siempre, Alberto y los suyos (Los Benito) junto con los Matías, los Chinos, los Cholos, José Manuel y familia... Ellos son los de siempre, pero reciben, cada año, con los brazos abiertos a todo aquel que quiere compartir con ellos las campanadas. Todo el mundo es bien recibido en esta original cita con las uvas y el sonido del reloj mudo es recreado, cada año, para recibir el Nuevo Año en una tradición que abraza el espíritu de confraternización. Así, no faltan en Valderas las campanadas de fin de año, unas campanadas especiales para un reloj mudo anclado en el tiempo.
Historias de pueblo, historias de anécdotas que nos hacen pensar en el valor de la tradición, el amor por el pueblo y en los pequeños grandes 'actos' que hacen saborear más intensamente la vida. Unas campanadas muy especiales que intentan 'revivir' el impertérrito reloj de Valderas.
![[Img #26998]](upload/img/periodico/img_26998.jpg)
Hay en mi pueblo un reloj que no suena. El reloj del Ayuntamiento de Valderas está anclado en el tiempo. Primero llegó el silencio de sus carrillones, hará ya una década, después sus manecillas se pararon para siempre en un infinito 'once menos veinte'.
Cuando era pequeña recuerdo que mi abuelo me contaba un dicho que hablaba sobre el sonido de las campanas de la iglesia y ensalzaba el sonido del reloj del Ayuntamiento que marcaba las horas puntual. Su sonido era alto y limpio, se oía más allá del pueblo, incluso en la Zamorana o en Otero. Decían que si ponías 'bien el oído' hasta Campazas llegaba su sonido.
Todavía resuena en la memoria colectiva de los valderenses el toque puntual del reloj en los cuartos, a y media y a las horas en punto. No hacía falta tener reloj (ni móvil), el reloj del Ayuntamiento mantenía 'en hora' a los vecinos y visitantes. ¡Qué bien sonaba! Incluso, en días silenciosos, sus toques eran capaces de 'despertar' de la siesta.
Pero un día su sonido se apagó en un suspiro. Ahora nuestro reloj está mudo, mudo y en una instantánea permanente. Da igual las veces que mires sus manecillas, permanecen ancladas en el tiempo como testigos mudos del paso de los días, meses y años. Las horas no pasan por él.
El silencio es permanente pero es en Nochevieja cuando más se extraña su sonido. Y es entonces cuando la imaginación de algunos vecinos de Valderas sobresale. Hay quienes se niegan a perder esa costumbre de 'comer las uvas' frente al Ayuntamiento para recibir el año entre vecinos. Ese momento de estrechar manos, intercamiar besos y brindar en una alegría común para recibir con la 'familia valderense' el nuevo año.
![[Img #26997]](upload/img/periodico/img_26997.jpg)
Los que siempre acudían a la cita con las uvas frente al Ayuntamiento decidieron no faltar y acompañar al reloj mudo en la bienvenida del año. Ellos empezaron poniendo a 'viva voz' el sonido de las campanas, luego pasaron por megáfonos y ahora hasta disponen de un sofisticado 'artilugio' casero para reproducir sus especiales campanadas. Campanadas de confraternización que comparten casi casi en familia los de siempre, Alberto y los suyos (Los Benito) junto con los Matías, los Chinos, los Cholos, José Manuel y familia... Ellos son los de siempre, pero reciben, cada año, con los brazos abiertos a todo aquel que quiere compartir con ellos las campanadas. Todo el mundo es bien recibido en esta original cita con las uvas y el sonido del reloj mudo es recreado, cada año, para recibir el Nuevo Año en una tradición que abraza el espíritu de confraternización. Así, no faltan en Valderas las campanadas de fin de año, unas campanadas especiales para un reloj mudo anclado en el tiempo.
Historias de pueblo, historias de anécdotas que nos hacen pensar en el valor de la tradición, el amor por el pueblo y en los pequeños grandes 'actos' que hacen saborear más intensamente la vida. Unas campanadas muy especiales que intentan 'revivir' el impertérrito reloj de Valderas.




































Forrest | Martes, 03 de Enero de 2017 a las 14:43:49 horas
Un dia comenzamos no dando importancia a los servicios que nos iban faltando en el pueblo..y con el paso del tiempo.cada vez se han ido perdiendo mas cosas. Cosas materiales .tradicciones..cosas nuestras..y lo peor de todo es que nos hemos ido acostumbrando hasta quedar igual de mudos con nuestras voces como el viejo reloj
Pareciera que ya todo vale..que es lo normal..quite no hay nada que hacer.y claro.asi nos va
La voz del reloj esta afonica..la de Valderas y sus habitantes..tambien
Algun dia cuando queramos alzar la voz quiza sera ya demasiado tarde..asi que les hago una reflexion..."Si nosotros.los valderenses...no somos capaces de defender y luchar por lo nuestro...¿quien lo va hacer"?
Deberiamos ser capaces de alzar la voz y comenzar hacer las cosas medianamente bien de una vez por todas y olvidarnos de tantos intereses personales de una p. Vez.
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