medio rural
La literatura basada en el mundo rural cierra el ciclo de tertulias ‘Lentejas para departir’
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La literatura inspirada en el mundo rural ha sido el tema elegido para cerrar el ciclo de tertulias ‘Lentejas para departir’, organizado por el Consejo Regulador de la Lenteja de Tierra de Campos y la editorial Lobo Sapiens, que durante cuatro viernes ha reunido a expertos de diferentes ámbitos para debatir sobre las posibilidades del mundo rural.
Los invitados al último encuentro, celebrado en el restaurante La Copla, de León, han repasado la extensa biblioteca leonesa ambientada en el medio rural, y han analizado si existe un giro de la mirada de los escritores hacia el campo. Obras como ‘Intemperie’, de Jesús Carrasco, ‘Los últimos días en el puerto del Este’, de Cristina Fallarás, o ‘El bosque es grande y profundo’, de Manuel Darriba muestran, según el profesor Alfonso García, que se está produciendo “una vuelta a un cierto humanismo en esta crisis”, pero reconoce que, con solo dos o tres años de perspectiva, es pronto para confirmarlo.
“Hay que esperar a ver si esto se consolida o es un canto de cisne”, opinó Rogelio Blanco, escritor y ex director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, quien lamenta que no se haya aprovechado la crisis económica para reforzar el mundo rural. “Pensé que iba a volver más gente a los pueblos, pero el movimiento ha sido simbólico”.
El académico Salvador Gutiérrez apuntó que aunque se está escribiendo sobre los pueblos, se trata de “una vuelta nostálgica”, “centrada en hace 30 o 40 años”, que recrea los valores de entonces, pero que echa de menos una literatura en la que se aborde la situación de los pueblos en la actualidad, como sí se está haciendo, por ejemplo, en la literatura francesa. “Es todo memorístico, hoy nadie está describiendo la soledad que hay hoy en el mundo rural o cómo se gestionan las ayudas que llegan de Europa”, se mostró de acuerdo Blanco.
Por su parte, el editor y escritor José Antonio Martínez Reñones ha hecho hincapié en la obra ‘Vendimiario’, de Menas Alonso Llamas, un libro escrito en 1928 con una visión moderna, optimista y con una gran proyección de futuro. Reñones cree que toda esa carga desaparece y la literatura que le sucede es la de “lo funerario”, la de las “lágrimas” y la de la “languidez”.
Un plan nacional para impulsar el mundo rural
Blanco ha lamentado que el mundo rural no ocupe ni dos líneas en un partido político. “El Ministerio de Cultura desapareció y aquí no ha pasado nada, y el Ministerio de Agricultura no tiene ningún peso”, ha criticado. “A los pueblos los medios de comunicación no los atienden si no hay una tragedia”, añadió y puso el ejemplo de Islandia que ha salido de la crisis a base de casas rurales y cultura. “Echo de menos un plan nacional para impulsar el medio rural”.
Para el ex director del Libro, un país que recibe más de 60 millones de turistas extranjeros debería fomentar las áreas de la gastronomía y la cultura y no permitir que este país continúe siendo el de “las ‘3P’: playa, puticlub y paella”.
La literatura inspirada en el mundo rural ha sido el tema elegido para cerrar el ciclo de tertulias ‘Lentejas para departir’, organizado por el Consejo Regulador de la Lenteja de Tierra de Campos y la editorial Lobo Sapiens, que durante cuatro viernes ha reunido a expertos de diferentes ámbitos para debatir sobre las posibilidades del mundo rural.
Los invitados al último encuentro, celebrado en el restaurante La Copla, de León, han repasado la extensa biblioteca leonesa ambientada en el medio rural, y han analizado si existe un giro de la mirada de los escritores hacia el campo. Obras como ‘Intemperie’, de Jesús Carrasco, ‘Los últimos días en el puerto del Este’, de Cristina Fallarás, o ‘El bosque es grande y profundo’, de Manuel Darriba muestran, según el profesor Alfonso García, que se está produciendo “una vuelta a un cierto humanismo en esta crisis”, pero reconoce que, con solo dos o tres años de perspectiva, es pronto para confirmarlo.
“Hay que esperar a ver si esto se consolida o es un canto de cisne”, opinó Rogelio Blanco, escritor y ex director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, quien lamenta que no se haya aprovechado la crisis económica para reforzar el mundo rural. “Pensé que iba a volver más gente a los pueblos, pero el movimiento ha sido simbólico”.
El académico Salvador Gutiérrez apuntó que aunque se está escribiendo sobre los pueblos, se trata de “una vuelta nostálgica”, “centrada en hace 30 o 40 años”, que recrea los valores de entonces, pero que echa de menos una literatura en la que se aborde la situación de los pueblos en la actualidad, como sí se está haciendo, por ejemplo, en la literatura francesa. “Es todo memorístico, hoy nadie está describiendo la soledad que hay hoy en el mundo rural o cómo se gestionan las ayudas que llegan de Europa”, se mostró de acuerdo Blanco.
Por su parte, el editor y escritor José Antonio Martínez Reñones ha hecho hincapié en la obra ‘Vendimiario’, de Menas Alonso Llamas, un libro escrito en 1928 con una visión moderna, optimista y con una gran proyección de futuro. Reñones cree que toda esa carga desaparece y la literatura que le sucede es la de “lo funerario”, la de las “lágrimas” y la de la “languidez”.
Un plan nacional para impulsar el mundo rural
Blanco ha lamentado que el mundo rural no ocupe ni dos líneas en un partido político. “El Ministerio de Cultura desapareció y aquí no ha pasado nada, y el Ministerio de Agricultura no tiene ningún peso”, ha criticado. “A los pueblos los medios de comunicación no los atienden si no hay una tragedia”, añadió y puso el ejemplo de Islandia que ha salido de la crisis a base de casas rurales y cultura. “Echo de menos un plan nacional para impulsar el medio rural”.
Para el ex director del Libro, un país que recibe más de 60 millones de turistas extranjeros debería fomentar las áreas de la gastronomía y la cultura y no permitir que este país continúe siendo el de “las ‘3P’: playa, puticlub y paella”.
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