La Caldera pide auxilio

La Caldera, el campo del Atlético Mansillés, volvió a ser este sábado protagonista, aunque no por lo que debería. El partido que debía enfrentar al Mansillés con el Almazán tuvo que ser suspendido horas antes de comenzar debido al pésimo estado del terreno de juego, muy castigado  por las lluvias caídas durante la última semana. El balón no rueda, el agua se acumula en amplias zonas del campo, y el riesgo para los futbolistas es evidente.

No es sin embargo, un hecho aislado. A lo largo de la temporada ya se han disputado varios encuentros en condiciones muy precarias, aunque el lamentable estado del terreno de juego este fin de semana ha sido la gota que ha colmado el vaso. La imagen ofrecida no está a la altura de un equipo que compite en Tercera Federación, una categoría que exige unos mínimos que en Mansilla, hoy por hoy, no se están pudiendo cumplir.

Último partido suspendido por el estado del campo

No se trata de buscar culpables, sino de encontrar soluciones. Tanto el Ayuntamiento de Mansilla de las Mulas como la directiva del club han trabajado durante los últimos años para tratar de poner remedio a una situación compleja. De hecho, durante dos temporadas consecutivas se invirtió dinero en la instalación de un sistema de drenaje para evitar inundaciones, pero el problema persiste y la solución definitiva se resiste.

 Quizá parte del origen esté en el uso intensivo del campo. El Mansillés, que antes no contaba con categorías inferiores, hoy tiene varias, y todas entrenan y juegan en La Caldera. Demasiado "tute" para un campo modesto, con recursos limitados y que no puede asumir un mantenimiento exhaustivo y diario como el que puedan tener otros clubes.

La afición y el equipo piden, con respeto pero con urgencia, que se encuentre una solución. Porque un equipo que está haciendo soñar a un pueblo, a una afición... No merece jugar en el fango.