Paco, el "abuelo" de Campazas, fallece a los 102 años: adiós a más de un siglo de historia viva
La localidad leonesa despide a uno de sus vecinos más longevos, símbolo de la memoria y transformación del mundo rural. Nacido en 1923, Paco fue testigo y protagonista de los profundos cambios que han marcado la vida en la localidad
La pequeña localidad de Campazas ha despedido esta semana a su vecino más longevo. Paco con 102 años era un reflejo de la vida durante 100 años en el pueblo: desde la pujanza agrícola y ganadera hasta la actual despoblación que asola muchos pueblos españoles.
Francisco —conocido cariñosamente como Paco— nació el 9 de marzo de 1923 en una familia humilde dedicada al campo. En aquellos tiempos, Campazas contaba con 580 habitantes, tren, fragua, bares y tiendas; era un pueblo lleno de vida donde las calles aún eran de barro y el agua se recogía del caño central. “Cuando yo nací Campazas tenía mucha vida (…), ha cambiado todo mucho”, recordaba Paco con nostalgia en su cumpleaños número 100. Paco se fue el pasado miércoles, 25 de septiembre, y ayer fue despedido por todos los suyos.
Junto a su esposa Antonia Alonso, también natural del pueblo y fallecida hace varios años, Paco formó una familia numerosa —cuatro hijos, seis nietos y nueve bisnietos—. El matrimonio compartió décadas dedicadas al trabajo agrícola: sembrando cereal y remolacha, criando animales domésticos y cuidando el viñedo familiar. Además, Paco aprendió albañilería para complementar las labores del campo.
A pesar del paso inexorable del tiempo —y con él la pérdida progresiva de población— Paco mantuvo siempre una salud admirable y una mente lúcida hasta sus últimos días.
Paco nos ha dejado y con él se ha ido uno de nuestros guardianes anónimos de nuestra historia.
La pequeña localidad de Campazas ha despedido esta semana a su vecino más longevo. Paco con 102 años era un reflejo de la vida durante 100 años en el pueblo: desde la pujanza agrícola y ganadera hasta la actual despoblación que asola muchos pueblos españoles.
Francisco —conocido cariñosamente como Paco— nació el 9 de marzo de 1923 en una familia humilde dedicada al campo. En aquellos tiempos, Campazas contaba con 580 habitantes, tren, fragua, bares y tiendas; era un pueblo lleno de vida donde las calles aún eran de barro y el agua se recogía del caño central. “Cuando yo nací Campazas tenía mucha vida (…), ha cambiado todo mucho”, recordaba Paco con nostalgia en su cumpleaños número 100. Paco se fue el pasado miércoles, 25 de septiembre, y ayer fue despedido por todos los suyos.
Junto a su esposa Antonia Alonso, también natural del pueblo y fallecida hace varios años, Paco formó una familia numerosa —cuatro hijos, seis nietos y nueve bisnietos—. El matrimonio compartió décadas dedicadas al trabajo agrícola: sembrando cereal y remolacha, criando animales domésticos y cuidando el viñedo familiar. Además, Paco aprendió albañilería para complementar las labores del campo.
A pesar del paso inexorable del tiempo —y con él la pérdida progresiva de población— Paco mantuvo siempre una salud admirable y una mente lúcida hasta sus últimos días.
Paco nos ha dejado y con él se ha ido uno de nuestros guardianes anónimos de nuestra historia.
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