Un nuevo lago que nace en las entrañas de un pueblo de León

El pequeño pueblo leonés de Villacé ha sido testigo en los últimos meses de un fenómeno tan insólito como esperanzador: el surgimiento de un lago artificial que ha transformado radicalmente el paisaje y el ánimo del lugar. La iniciativa, impulsada por la empresa Reviver, ha convertido los terrenos olvidados de la antigua cerámica en un vibrante ecosistema donde florecen nuevas formas de vida. El lago es un reflejo de lo que está sucediendo en el lugar donde la prosperidad ha resurgido

La historia comenzó hace apenas unos meses, cuando Reviver decidió apostar por este enclave rural para desarrollar su proyecto empresarial. En el marco de las instalaciones desarrollaron también un ambicioso proyecto medioambiental. Aprovechando las antiguas balsas y depresiones del terreno industrial, se diseñó un espacio acuático con criterios ecológicos, favoreciendo tanto la regeneración natural como el disfrute social.

Hoy, al pasear junto al lago, es fácil dejarse llevar por la emoción: las aguas reflejan el cielo leonés, mientras los croares constantes anuncian que las ranas han hecho suyo este nuevo hogar.  Porque allí donde hubo barro cocido y hornos apagados, hoy brota agua limpia —y con ella— una renovada fe en el mañana de la mano de una empresa sostenible que basa su negocio en la sostenibilidad.

Villacé mira ahora al futuro desde sus orillas verdes: convencida de que incluso tras largos silencios puede regresar —con fuerza inesperada— la música alegre del renacimiento rural.