Cómo darle vida a espacios monocromáticos
![[Img #88166]](https://leonsurdigital.com/upload/images/12_2024/3236_pexels-fotoaibe-1571470.jpg)
Si existe una tendencia en decoración que no pasa de moda estos son sin duda los espacios monocromáticos. Sencillos y estilosos, tienen como objetivo conseguir una estética armónica y equilibrada. Sin embargo, en su propio carácter monocromático también reside su mayor desventaja, y es que pueden convertirse en espacios aburridos y tristes si no sabemos implementarlos bien. Por eso, hoy vamos a dar una serie de claves para que nuestros espacios monocromáticos cobren vida y no resulten indiferentes para nadie.
¿Qué es un espacio monocromático y qué colores utilizar?
Un espacio monocromático es aquel en el predominan diferentes tonos de un solo color tanto en sus elementos decorativos, como puede ser una cortina, como en su estilo. De esta forma, superponiendo subtonos, se consigue dar dimensión y profundidad sin recurrir a otros colores, por lo que es un estilo perfecto para aquellas estancias destinadas a la relajación, aunque se puede implementar sin problemas en cualquiera de nuestro hogar. Lo más importante, a la hora de decantarnos por un diseño monocromático, es tener en cuenta los colores que vamos a utilizar. Por eso, los colores se clasifican en primarios, que se corresponden con el azul, el amarillo y el rojo; los secundarios, resultado de la mezcla de los primeros, y los terciarios, los cuales conseguiremos mezclando los colores primarios con los secundarios. Así, es posible lograr combinaciones de la misma gama cromática, así como subtonos.
Los subtonos pueden aparecer tanto en paredes como en otros elementos decorativos, tales como puzzles, cuadros, muebles... Estos nos ayudarán a aportar luminosidad y contraste a la estancia y a completar el estilo.
¿Cómo dar vida a tu espacio monocromático?
La mejor forma de darle vida a tu espacio monocromático, aparte de elegir bien la combinación de color, es añadiendo texturas. Estas nos aportarán matices visuales y contrastes que resaltarán la personalidad del diseño. Por ejemplo, en el mobiliario puedes implementar tejidos que den un mayor contraste o profundidad al espacio. También puedes jugar con algunos materiales, como pueden ser el metal o la madera, para lograr este efecto. La idea es que, centrándote en una familia de colores, consigas un espacio armónico pero atractivo.
Una buena manera para lograrlo, por ejemplo, es apostar por un color predominantemente más claro y elegir elementos decorativos con tonalidades más oscuras. De esta forma, y cuidando siempre de no sobrecargar, conseguirás espacios muy atractivos. Incluso, también puedes añadir plantas a la decoración, con las que aportarás mucha vida al lugar donde las ubiques. Eso sí, antes de decidirte por plantas vivas, reflexiona sobre si se trata de una estancia luminosa o no, ya que, en el caso contrario, es mejor decantarse por plantas decorativas que cumplan con la misma función, ayuden con los contrastes y dé un aspecto más vivo a la estancia.
En definitiva, se trata de jugar con la misma familia de colores, añadiendo texturas tanto en la decoración como en los muebles, de tal forma que podamos crear iluminaciones y sombras que aporten personalidad y estilo a nuestro diseño.
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Si existe una tendencia en decoración que no pasa de moda estos son sin duda los espacios monocromáticos. Sencillos y estilosos, tienen como objetivo conseguir una estética armónica y equilibrada. Sin embargo, en su propio carácter monocromático también reside su mayor desventaja, y es que pueden convertirse en espacios aburridos y tristes si no sabemos implementarlos bien. Por eso, hoy vamos a dar una serie de claves para que nuestros espacios monocromáticos cobren vida y no resulten indiferentes para nadie.
¿Qué es un espacio monocromático y qué colores utilizar?
Un espacio monocromático es aquel en el predominan diferentes tonos de un solo color tanto en sus elementos decorativos, como puede ser una cortina, como en su estilo. De esta forma, superponiendo subtonos, se consigue dar dimensión y profundidad sin recurrir a otros colores, por lo que es un estilo perfecto para aquellas estancias destinadas a la relajación, aunque se puede implementar sin problemas en cualquiera de nuestro hogar. Lo más importante, a la hora de decantarnos por un diseño monocromático, es tener en cuenta los colores que vamos a utilizar. Por eso, los colores se clasifican en primarios, que se corresponden con el azul, el amarillo y el rojo; los secundarios, resultado de la mezcla de los primeros, y los terciarios, los cuales conseguiremos mezclando los colores primarios con los secundarios. Así, es posible lograr combinaciones de la misma gama cromática, así como subtonos.
Los subtonos pueden aparecer tanto en paredes como en otros elementos decorativos, tales como puzzles, cuadros, muebles... Estos nos ayudarán a aportar luminosidad y contraste a la estancia y a completar el estilo.
¿Cómo dar vida a tu espacio monocromático?
La mejor forma de darle vida a tu espacio monocromático, aparte de elegir bien la combinación de color, es añadiendo texturas. Estas nos aportarán matices visuales y contrastes que resaltarán la personalidad del diseño. Por ejemplo, en el mobiliario puedes implementar tejidos que den un mayor contraste o profundidad al espacio. También puedes jugar con algunos materiales, como pueden ser el metal o la madera, para lograr este efecto. La idea es que, centrándote en una familia de colores, consigas un espacio armónico pero atractivo.
Una buena manera para lograrlo, por ejemplo, es apostar por un color predominantemente más claro y elegir elementos decorativos con tonalidades más oscuras. De esta forma, y cuidando siempre de no sobrecargar, conseguirás espacios muy atractivos. Incluso, también puedes añadir plantas a la decoración, con las que aportarás mucha vida al lugar donde las ubiques. Eso sí, antes de decidirte por plantas vivas, reflexiona sobre si se trata de una estancia luminosa o no, ya que, en el caso contrario, es mejor decantarse por plantas decorativas que cumplan con la misma función, ayuden con los contrastes y dé un aspecto más vivo a la estancia.
En definitiva, se trata de jugar con la misma familia de colores, añadiendo texturas tanto en la decoración como en los muebles, de tal forma que podamos crear iluminaciones y sombras que aporten personalidad y estilo a nuestro diseño.



































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