Redacción
Domingo, 08 de Diciembre de 2024

El misterio de la Virgen del Arrabal en el corazón de Laguna de Negrillos

 

Desde tiempos inmemoriales, los habitantes de Laguna han transmitido de generación en generación la fascinante leyenda de la aparición de la imagen de Nuestra Señora del Arrabal. Este relato, entrelazado con hechos históricos, ha sido parte esencial del patrimonio cultural del pueblo.

En el corazón de esta historia se encuentra el descubrimiento de una figura religiosa cuya existencia no está documentada por escrito. Los acontecimientos narrados se sitúan tras la expulsión de los judíos en 1492, cuando el templo que albergaba a la Virgen había sido una sinagoga judía. A partir del 9 de agosto de ese año, un saqueo dejó el edificio en ruinas, tal como lo registró el Juez Enciso para informar a los Reyes Católicos. En este estado permaneció hasta que, según cuenta la leyenda, fue hallada la imagen sagrada.

El Concilio de Trento (1545-1563) estableció la obligación de archivar documentos eclesiásticos y ya en 1606 existía un libro de cuentas en la Iglesia dedicada a Nuestra Señora del Arrabal. Esto indica que el templo había sido restaurado antes y sugiere que el hallazgo ocurrió durante el siglo XVI. Durante este periodo, marcado por la Contrarreforma, los campesinos recurrían a santos y patrones para proteger sus cosechas mediante rezos y rogativas.

La leyenda relata que unos obreros trabajaban junto a las murallas cuando uno golpeó algo con su pico: era una imagen policromada de madera representando a una Virgen con un niño y sosteniendo una bola simbólica del mundo. El pico dejó una muesca visible aún hoy; varios intentos fallidos por restaurarla parecen indicar que es voluntad divina mantener esa huella.

Tras este descubrimiento milagroso proclamado por el obrero al grito de “¡Milagro!”, las campanas resonaron festivas y alarmantes. El pueblo nombró patrona a esta Virgen encontrada en las afueras —de ahí su nombre— e inició obras para convertir el antiguo templo judío en iglesia católica parroquial donde permanece intacta.

Pocos años después vino una fuerte sequía; entonces los labradores pidieron sacar a procesión dicha imagen rogando lluvia prometiendo celebrar cada año si les concedía agua: así nació el Voto, fiesta popular celebrada cada último sábado abril renovándose anualmente ante su patrona entre repiques campanarios coplas alabanzas súplicas colectivas.

Existen variantes sobre cómo llevaron inicialmente procesión: algunos dicen que la Virgen fue llevada en carro bueyes hacia la ermita de Santa Cruz pero que los animales insistieron en regresar a Laguna donde finalmente llovió toda la noche.

Otras versiones sugieren la intención de llevarla por el al albañil que la descubrió a su Algadefe natal.

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