Daniel Herrero
Sábado, 04 de Enero de 2014
Filtraciones de agua y deslizamientos del terreno
Valderas se 'hunde'
Sería recomendable una correcta gestión de las bodegas y un minucioso estudio de riesgo de las Cuesta de Malpique para evitar incidentes similares al ocurrido en los cuestos de la Mota de Benavente.
El titular no hace referencia a los presupuestos municipales ni al panorama político al que tan acostumbrados estamos, sino a algo que en lo cotidiano pasa desapercibido por la población. Valderas está 'enferma' y sus síntomas son cada vez más visibles: edificios que se agrietan, calles y aceras que se hunden desde hace más de una década... Pero lo más preocupante radica en la desestabilización de los cimientos de algunos hogares y calles, provocada por las filtraciones de agua en las bodegas. Además, otra dolencia mucho más visible afecta a Valderas: el deslizamiento de la Cuesta de Malpique o de los Miradores, que hace peligrar la estructura de ciertas edificaciones.
Lo que sucede en los Miradores es de naturaleza similar al caso de los Cuestos de la Mota de Benavente. Se trata de un deslizamiento de ladera por la inestabilidad del terreno y los factores son múltiples: elevada pendiente, basamento arcilloso saturado de agua y un periodo de elevadas precipitaciones. Los cuestos de la Mota de Benavente acogieron durante muchos años cuantiosos aportes de escombros y rellenos, un material nada estable, que influyó en el deslizamiento de la ladera. En Valderas las cuestas cumplieron la función de muladar, donde se echaba el estiércol y pequeños desechos domésticos. Con el tiempo las cuestas pasaron de muladar a vertedero incontrolado, donde se acumulan aun hoy escombros y enseres.
Merece la pena aproximarnos y ver algunas partes de este deslizamiento. El escarpe principal, que como vemos en la siguiente imagen presenta una total verticalidad, y sobre la que se asientan varias edificaciones.
Material desplazado
La masa de tierra que se desplaza ladera abajo modifica la verticalidad de aquellos elementos que se encuentran en la zona de afección, como el poste de la luz o el árbol.
En Valderas el deslizamiento de la cuesta de Malpique y el hundimiento de las bodegas son procesos activos y lentos, pero peligrosos, pudiendo generar peligrosas situaciones. Pueden parecer fenómenos puntuales, pero pueden provocar daños significativos.
En la memoria de muchos valderenses permanece el recuerdo de alguna vivienda que haya sido prácticamente engullida por las bodegas, así como de socavones en calles y plazas producidos por su hundimiento. Este proceso está haciendo mucho daño a propietarios que ven peligrar la estructura de su vivienda o a otros que intentan vender su propiedad. Hundimientos activos que se pueden ver en la actualidad, como en la intersección de la Calle Las Damas y Laguna Conejos. Solares vacíos, aceras hundidas, casas agrietadas, zarzeras que bombean agua y hasta nuevos espacios públicos son algunos de los elementos más cotidianos del paisaje de la Villa. Una solución pasaría por realizar un inventario de las bodegas cartografiarlas, no tanto para conservar las bodegas como patrimonio sino para evitar males mayores.
Valderas se hunde, por ello, una correcta gestión de las bodegas y un minucioso estudio de riesgo de las cuestas son necesarios con el fin de evitar males mayores.
Daniel Herrero es licenciado en Geografía
correo: mrural@leonsurdigital.com
El titular no hace referencia a los presupuestos municipales ni al panorama político al que tan acostumbrados estamos, sino a algo que en lo cotidiano pasa desapercibido por la población. Valderas está 'enferma' y sus síntomas son cada vez más visibles: edificios que se agrietan, calles y aceras que se hunden desde hace más de una década... Pero lo más preocupante radica en la desestabilización de los cimientos de algunos hogares y calles, provocada por las filtraciones de agua en las bodegas. Además, otra dolencia mucho más visible afecta a Valderas: el deslizamiento de la Cuesta de Malpique o de los Miradores, que hace peligrar la estructura de ciertas edificaciones.
Lo que sucede en los Miradores es de naturaleza similar al caso de los Cuestos de la Mota de Benavente. Se trata de un deslizamiento de ladera por la inestabilidad del terreno y los factores son múltiples: elevada pendiente, basamento arcilloso saturado de agua y un periodo de elevadas precipitaciones. Los cuestos de la Mota de Benavente acogieron durante muchos años cuantiosos aportes de escombros y rellenos, un material nada estable, que influyó en el deslizamiento de la ladera. En Valderas las cuestas cumplieron la función de muladar, donde se echaba el estiércol y pequeños desechos domésticos. Con el tiempo las cuestas pasaron de muladar a vertedero incontrolado, donde se acumulan aun hoy escombros y enseres.
![[Img #6591]](upload/img/periodico/img_6591.jpg)
Merece la pena aproximarnos y ver algunas partes de este deslizamiento. El escarpe principal, que como vemos en la siguiente imagen presenta una total verticalidad, y sobre la que se asientan varias edificaciones.
![[Img #6590]](upload/img/periodico/img_6590.jpg)
Material desplazado
La masa de tierra que se desplaza ladera abajo modifica la verticalidad de aquellos elementos que se encuentran en la zona de afección, como el poste de la luz o el árbol.
![[Img #6592]](upload/img/periodico/img_6592.jpg)
En Valderas el deslizamiento de la cuesta de Malpique y el hundimiento de las bodegas son procesos activos y lentos, pero peligrosos, pudiendo generar peligrosas situaciones. Pueden parecer fenómenos puntuales, pero pueden provocar daños significativos.
En la memoria de muchos valderenses permanece el recuerdo de alguna vivienda que haya sido prácticamente engullida por las bodegas, así como de socavones en calles y plazas producidos por su hundimiento. Este proceso está haciendo mucho daño a propietarios que ven peligrar la estructura de su vivienda o a otros que intentan vender su propiedad. Hundimientos activos que se pueden ver en la actualidad, como en la intersección de la Calle Las Damas y Laguna Conejos. Solares vacíos, aceras hundidas, casas agrietadas, zarzeras que bombean agua y hasta nuevos espacios públicos son algunos de los elementos más cotidianos del paisaje de la Villa. Una solución pasaría por realizar un inventario de las bodegas cartografiarlas, no tanto para conservar las bodegas como patrimonio sino para evitar males mayores.
Valderas se hunde, por ello, una correcta gestión de las bodegas y un minucioso estudio de riesgo de las cuestas son necesarios con el fin de evitar males mayores.
Daniel Herrero es licenciado en Geografía
correo: mrural@leonsurdigital.com
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