El Valderas escondido y quién sabe si con un río subterráneo
![[Img #77579]](https://leonsurdigital.com/upload/images/03_2024/6586_valderasbodega.jpg)
Son uno de los tesoros arquitectónicos de Valderas, un patrimonio que convierte a la villa del Cea en única pero también son la espada de Damocles que amenaza de manera irremediable a su núcleo urbano y los valderenses. Vivir sobre bodegas es casi como vivir sobre un volcán, una incertidumbre que convive generación tras generación con los habitantes.
La pecualiaridad de estas excavaciones bajo las casas es algo insólito, tanto en el Sur de León como en Tierra de Campos es frecuente ver un montículo con huroneras o cuevas, pero el caso de Valderas es distinto. Construyeron las bodegas bajo sus casas.
Habitualmente construían sus casas y debajo preparaban las bodegas. En muchos casos estas construcciones se extendían mucho más allá de los límites geográficos de las viviendas, muchas se extienden por plazas, calles e incluso por debajo de las casas de los vecinos. Hace siglos las cosas eran de otro modo.
Hubo un tiempo de conflictos y guerras en los que las bodegas de Valderas sirvieron de refugio. Eran auténticos túneles salvavidas capaces de salvar a la población. Hay leyendas -que no resultan tan extrañas- que cuentan que había bodegas que tenían salidas ocultas por la ladera. Algo que sería totalmente probable teniendo en cuenta que las bodegas se conectaban unas con otras y que incluso existían 'plazas' subterráneas.
De aquello poco queda. Un plano de bodegas antiguas destaca entre la documentación existente, mucha leyenda y, sobre todo, muchas bodegas tapadas. Tapadas pero quizá no correctamente en muchos casos siendo una amenaza latente en el corazón de la villa.
Y quizá el secreto más escondido y más olvidado, ese agua que manaba y fluía. En algunas fotos antiguas se observa una fuente o caño en la plaza Mayor -donde hoy se vive el drama de los derrumbes-. Hubo un tiempo que se tapó la fuente, posiblemente al urbanizarse la plaza. Aquel caño era un manantial natural, un pozo que manaba fruto de una corriente subterránea. Quizá haya en Valderas un río subterráneo, más profundo que las propias bodegas... teorías todos.
Hablando de agua, viene a la memoria la historia -no sé si leyenda o recuerdo- de que existía una bodega en una casa de la calle San Isidro en la que se usaba barca. Posiblemente fuera todo fruto de la leyenda popular para reflejar que el agua formaba parte inherente de las bodegas de Valderas. Las bodegas cavadas en la tierra arcillosa de Valderas y, en muchos casos, recubierta con sillares -por supuesto si la economía lo permitía-.
Son las bodegas parte del patrimonio más preciado de la villa valderense pero también la maldición que acecha a los valderenses.
Son uno de los tesoros arquitectónicos de Valderas, un patrimonio que convierte a la villa del Cea en única pero también son la espada de Damocles que amenaza de manera irremediable a su núcleo urbano y los valderenses. Vivir sobre bodegas es casi como vivir sobre un volcán, una incertidumbre que convive generación tras generación con los habitantes.
La pecualiaridad de estas excavaciones bajo las casas es algo insólito, tanto en el Sur de León como en Tierra de Campos es frecuente ver un montículo con huroneras o cuevas, pero el caso de Valderas es distinto. Construyeron las bodegas bajo sus casas.
Habitualmente construían sus casas y debajo preparaban las bodegas. En muchos casos estas construcciones se extendían mucho más allá de los límites geográficos de las viviendas, muchas se extienden por plazas, calles e incluso por debajo de las casas de los vecinos. Hace siglos las cosas eran de otro modo.
Hubo un tiempo de conflictos y guerras en los que las bodegas de Valderas sirvieron de refugio. Eran auténticos túneles salvavidas capaces de salvar a la población. Hay leyendas -que no resultan tan extrañas- que cuentan que había bodegas que tenían salidas ocultas por la ladera. Algo que sería totalmente probable teniendo en cuenta que las bodegas se conectaban unas con otras y que incluso existían 'plazas' subterráneas.
De aquello poco queda. Un plano de bodegas antiguas destaca entre la documentación existente, mucha leyenda y, sobre todo, muchas bodegas tapadas. Tapadas pero quizá no correctamente en muchos casos siendo una amenaza latente en el corazón de la villa.
Y quizá el secreto más escondido y más olvidado, ese agua que manaba y fluía. En algunas fotos antiguas se observa una fuente o caño en la plaza Mayor -donde hoy se vive el drama de los derrumbes-. Hubo un tiempo que se tapó la fuente, posiblemente al urbanizarse la plaza. Aquel caño era un manantial natural, un pozo que manaba fruto de una corriente subterránea. Quizá haya en Valderas un río subterráneo, más profundo que las propias bodegas... teorías todos.
Hablando de agua, viene a la memoria la historia -no sé si leyenda o recuerdo- de que existía una bodega en una casa de la calle San Isidro en la que se usaba barca. Posiblemente fuera todo fruto de la leyenda popular para reflejar que el agua formaba parte inherente de las bodegas de Valderas. Las bodegas cavadas en la tierra arcillosa de Valderas y, en muchos casos, recubierta con sillares -por supuesto si la economía lo permitía-.
Son las bodegas parte del patrimonio más preciado de la villa valderense pero también la maldición que acecha a los valderenses.
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