El Museo del Botijo de Toral de los Guzmanes se enriquece con una nueva donación de 500 piezas

La colección de un aficionado santanderino a los botijos, Rafael Luque Llama, con cerca de 500 vasijas, ha pasado a formar parte en julio del patrimonio del Museo del Botijo de Toral de los Guzmanes, el más importante de cuántos existen en España.La donación procedente de Cantabria se suma ahora al notable fondo del Museo, que reúne la impresionante colección del riojano Jesús Gil Gibernau, así como otras donaciones privadas.
Rafael Luque Llama (1939-2010) fue un entusiasta coleccionista de botijos en las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo.

Amante del medio rural, recorrió en coche la geografía ibérica en busca de alfares que le llevaban a nuevos alfares. De pueblo en pueblo. Desde Cataluña a Andalucía, desde el Levante hasta Galicia, sin olvidar Portugal.
Como da testimonio el mapa de la Península Ibérica donde iba identificando, con chinchetas verdes y rojas, los alfares conocidos visitados y aquellos pendientes de conocer.

“Siempre me ha gustado andar y revolver por los pueblos. Conocía y me interesé por la cerámica y por los botijos mientras buscaba pueblos y ahora conozco pueblos buscando botijos”, señalaba en 1980 en una entrevista en un periódico santanderino. “Hay diferentes sistema de vida en el campo, por eso hay botijos diferentes -comentaba entonces- El botijo es un reflejo del carácter, de un estilo de vida, es una manifestación artística válida y profunda, con gran valor utilitario”.

Desde ahora, ese patrimonio privado se incorpora a la protección del Museo de Toral de los Guzmanes, que atesora la mejor y mayor colección de botijos de España.

“No hay mejor destino para la colección de nuestro padre”, reconoce la familia de Rafael Luque.