Los Ramos y su "invocación" a la fertilidad

El Día Mundial de la Fertilidad se celebra el 4 de junio. Una fecha en la que se pretende llamar la atención sobre los problemas de ferilidad que se presentan cada vez con  más frecuencia en la población. Antes, cada pueblo contaba con un día especial de la fertilidad en los que rendía homenaje a la fertilidad y la "atraía" con diversos ritos.

Actualmente los avances de la ciencia permiten concebir hijos a pesar de contar con dificultades a la hora de concebir. El proceso en el que un óvulo y un espermatozoide se unen puede parecer algo sencillo pero resulta mágico.

Antaño, mucho antes de que existieran los tratamientos y la fecundación "in vitro" los moradores de esta tierra mantenían sus especiales ritos con el fin de "llamar" la fertilidad. Una fertilidad referente no solo a las mujeres sino extensible a la madre tierra y a los animales. La fecundidad en todos los aspectos era algo esencial para la vida en un tiempo en el que no existían avances tecnológicos ni científicos.

En algunos pueblos de León se mantienen algunos ritos prerromanos como son los ramos. Algunos estudios indican que se trata de cultos a la fertilidad que los paganos unían a las celebraciones estacionales, como el solsticio de invierno o el culto al sol, unido al verano. Con la llegada del Cristianismo los Ramos se incorporaron a festividades religiosas.

Habitualmente los ramos presentan forma triangular, con uno o dos triangulos que sirven de soporte para la decoración a base de flores, cintas y dulces. Hay ramos singulares, como el de Laguna de Negrillos que destaca por su tamaño o el de Fresno de la Vega que tiene una forma peculiar.

Las mujeres son las que, tradicionalmente, se encargan de la decoración de estos elementos que son portados con orgullo manteniendo una tradición milenaria cuyo origen se pierde en el tiempo.