Haberlos haylos, PCR positivos y negacionistas
Día tras día vamos conociendo nuevos casos en positivos PCR mientras el mapa de incidencia de Covid (ése que elabora la Junta de Castilla y León) se tiñe de un preocupante color naranja. No obstante, el naranja ya parece la "norma" porque desde hace días son más las Zonas Básicas de Salud en naranja que las que lucen amarillas o verde (con incidencia menor o casi nula). En algunas ZBS los datos de este sábado preocupaban, la incidencia de PCR positivo por 10.000 tarjetas sanitarias en la ZBS de Valderas era de 27,59, en la ZBS de Valencia de Don Juan 16,82 y en la de Mansilla de las Mulas 23,52. Datos nada buenos.
![[Img #54533]](http://leonsurdigital.com/upload/images/09_2020/4428_mapa12sept.jpg)
Y en este tiempo de septiembre, en lo que "tocaría" (dichoso verbo condicional que tan asiduo se está volviendo este año) la época de Vírgenes y Cristos andamos todos pendientes del "mapa", de los PCR positivos (una palabra desconocida hasta no hace tanto) y el avance de la epidemia en lo que ya está siendo conocida como una "segunda ola".
Las fiestas y celebraciones suspendidas. En muchos lugares la esencia de las fiestas se vive (y se ha vivido) de una manera simbólica. Algunos luciendo las camisetas de las peñas, otros adornando fachadas con colgaduras, alguna que otra celebración religiosa y todos con muchas ganas de que pase todo. Hay muchas ganas de que pase todo y, seamos sinceros, no siempre se cumple estrictamente la normativa sanitaria.
Sin embargo, la "nueva normalidad" está muy lejos de nuestra normalidad. Tenemos que cambiar costumbres, usos y formas de comportarnos. Renunciar a las multitudinarias meriendas de amigos y familiares en bodegas y merenderos, no dar abrazos ni besos, ni ser tan cercanos como nuestra propia cultura nos impone... no es cosa fácil y siempre se oye ... "aquí está controlado".
Mascarillas, gel hidroalcóholico, prohibición de fumar, recomendación de no más de 10 personas, evitar el contacto social... Normas que, en una sociedad como la nuestra, son difíciles de asumir. Algo mucho más fácil para las culturas orientales, que rehuyen cualquier contacto físico en su normalidad, que en esta España castiza nuestra, tan hospitalaria y alegre, de la que tanto nos enorgullecemos.
Pero bueno, es lo que nos ha tocado vivir. Y así, estos días, las redes sociales (desde el Facebook hasta el WhatsApp pasando por el Telegram, Twitter, Instagram e incluso el Tik Tok) son una especie de "bando" en el que vamos conociendo casos nuevos y asistimos alguna que otra discusión en "directo" de forma telemática. Las recomendaciones se cruzan con palabras poco afortunadas y reproches, vecinos que echan en cara la actuación de la autoridad y otros que aseguran que lo del Covid-19 es "una historia inventada". Porque sí, señores, en este rincón de España al sur leonés también hay negacionistas. No es algo exclusivo de las grandes urbes. Aquí, también haberlos haylos, igual que hay PCR positivos en nuestro entorno.
Seguro que todos recuerdan que en "época de cuarentena" emergió una controvertida figura: el vecino vigilante. No fue cosa de cuarentena, el síndrome continuó. Atentos a este caso. Algún "hijo del pueblo", tras sufrir el Covid en el hospital, regresó cuando estuvo recuperado y las fronteras estuvieron abiertas a su pueblo. No había ni rastro de enfermedad y cumplía estrictamente con el distanciamiento. De repente, un buen día recibió en la puerta de su casa la visita de la Guardia Civil porque alguien había dado la voz de alarma de que estaba por la calle. Esos "vigilantes" continúan en acción y lanzan sus mensajes, que no siempre en desacierto, también por las redes "los positivos no deben de pasear", "después de una PCR no se puede ir a un bar". Esta es la nueva normalidad.
Nadie estamos a salvo ni de la enfermedad ni del "señalamiento" social. Solo nos queda protegernos, como de momento sabemos, mascarilla, distanciamiento social y paciencia. Como dicen en mi pueblo, toda tormenta escampa. PRECAUCIÓN y SERENIDAD
Día tras día vamos conociendo nuevos casos en positivos PCR mientras el mapa de incidencia de Covid (ése que elabora la Junta de Castilla y León) se tiñe de un preocupante color naranja. No obstante, el naranja ya parece la "norma" porque desde hace días son más las Zonas Básicas de Salud en naranja que las que lucen amarillas o verde (con incidencia menor o casi nula). En algunas ZBS los datos de este sábado preocupaban, la incidencia de PCR positivo por 10.000 tarjetas sanitarias en la ZBS de Valderas era de 27,59, en la ZBS de Valencia de Don Juan 16,82 y en la de Mansilla de las Mulas 23,52. Datos nada buenos.
![[Img #54533]](http://leonsurdigital.com/upload/images/09_2020/4428_mapa12sept.jpg)
Y en este tiempo de septiembre, en lo que "tocaría" (dichoso verbo condicional que tan asiduo se está volviendo este año) la época de Vírgenes y Cristos andamos todos pendientes del "mapa", de los PCR positivos (una palabra desconocida hasta no hace tanto) y el avance de la epidemia en lo que ya está siendo conocida como una "segunda ola".
Las fiestas y celebraciones suspendidas. En muchos lugares la esencia de las fiestas se vive (y se ha vivido) de una manera simbólica. Algunos luciendo las camisetas de las peñas, otros adornando fachadas con colgaduras, alguna que otra celebración religiosa y todos con muchas ganas de que pase todo. Hay muchas ganas de que pase todo y, seamos sinceros, no siempre se cumple estrictamente la normativa sanitaria.
Sin embargo, la "nueva normalidad" está muy lejos de nuestra normalidad. Tenemos que cambiar costumbres, usos y formas de comportarnos. Renunciar a las multitudinarias meriendas de amigos y familiares en bodegas y merenderos, no dar abrazos ni besos, ni ser tan cercanos como nuestra propia cultura nos impone... no es cosa fácil y siempre se oye ... "aquí está controlado".
Mascarillas, gel hidroalcóholico, prohibición de fumar, recomendación de no más de 10 personas, evitar el contacto social... Normas que, en una sociedad como la nuestra, son difíciles de asumir. Algo mucho más fácil para las culturas orientales, que rehuyen cualquier contacto físico en su normalidad, que en esta España castiza nuestra, tan hospitalaria y alegre, de la que tanto nos enorgullecemos.
Pero bueno, es lo que nos ha tocado vivir. Y así, estos días, las redes sociales (desde el Facebook hasta el WhatsApp pasando por el Telegram, Twitter, Instagram e incluso el Tik Tok) son una especie de "bando" en el que vamos conociendo casos nuevos y asistimos alguna que otra discusión en "directo" de forma telemática. Las recomendaciones se cruzan con palabras poco afortunadas y reproches, vecinos que echan en cara la actuación de la autoridad y otros que aseguran que lo del Covid-19 es "una historia inventada". Porque sí, señores, en este rincón de España al sur leonés también hay negacionistas. No es algo exclusivo de las grandes urbes. Aquí, también haberlos haylos, igual que hay PCR positivos en nuestro entorno.
Seguro que todos recuerdan que en "época de cuarentena" emergió una controvertida figura: el vecino vigilante. No fue cosa de cuarentena, el síndrome continuó. Atentos a este caso. Algún "hijo del pueblo", tras sufrir el Covid en el hospital, regresó cuando estuvo recuperado y las fronteras estuvieron abiertas a su pueblo. No había ni rastro de enfermedad y cumplía estrictamente con el distanciamiento. De repente, un buen día recibió en la puerta de su casa la visita de la Guardia Civil porque alguien había dado la voz de alarma de que estaba por la calle. Esos "vigilantes" continúan en acción y lanzan sus mensajes, que no siempre en desacierto, también por las redes "los positivos no deben de pasear", "después de una PCR no se puede ir a un bar". Esta es la nueva normalidad.
Nadie estamos a salvo ni de la enfermedad ni del "señalamiento" social. Solo nos queda protegernos, como de momento sabemos, mascarilla, distanciamiento social y paciencia. Como dicen en mi pueblo, toda tormenta escampa. PRECAUCIÓN y SERENIDAD



































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