Una casita de paja capaz de cambiar el cuento

“Y sopló y sopló y el lobo la casita de paja no derribó”. Bien se podría decir que Teodoro Herrero González, Teo para los amigos, ha cambiado el clásico cuento de los ‘Tres Cerditos’ y la enraizada creencia de la fragilidad de las “casitas de paja”. A punto de finalizar un proyecto por el que muchos lo tacharon “de loco” y otros tantos “de imprudente”, Teo muestra con orgullo su casa elaborada con más de 500 alpacas de paja y una treintena de paquetones de paja. Aquí la paja es el principal material de construcción.

Es una casa con esencia y arraigada a la tierra. Con un material considerado poco noble e injustamente menospreciado como la paja, en un alto de Fáfilas se alza hermosa la “casita de paja” de Teo.

 -Y todo por la termoarcilla...   

- ¿Cómo?

- La historia comenzó porque la termoarcilla (bloques de cerámica de baja densidad y mayor que el ladrillo) para la construcción me salía muy cara y así que pensé en otra solución. Y esa fue la de utilizar paja. Sí, tal cual suena.

- ¿Ha sido mucho el ahorro?

- Pues al final, entre unas cosas y otras, el gasto está siendo similar al de una casa normal. Pero eso sí… esta es única.

Entre risas y con unos ojos llenos de energía Teo narra la aventura de su casa. No tiene conocimientos profesionales de albañilería pero es todo un manitas y se nota en cada rincón de la que ya está apodada como ‘casita de paja’. No ha estado solo en esta aventura. Junto a él su amigo Rosendo, "El Moro" como le apodan.

- Muchos han pensado, y piensan que estoy loco. Lo cierto es que hasta mi padre me dijo un día “déjate de historias que te pago yo la termoarcilla”

Incontables horas arrancadas de su tiempo libre, kilos y kilos de paciencia y grandes dosis de imaginación. Hace algo más de un año comenzó este proyecto y ahora muestra orgulloso fotos del proceso. “Lo tengo todo documentado” bromea. Detrás de esta ‘casita de paja’ hay mucha historia porque “cada proceso tiene la suya propia”. Como la de la paja...

- Toda la paja es de Pelli (el pedáneo de Fáfilas y alcalde de Villabraz) él necesitaba que le pusiera a punto una vieja empacadora que hacía más de 15 años que no funcionaba. Se la puse a punto y al final... favor por favor. Me facilitó toda la paja que necesitaba, yo mismo la empaqué.  

A pesar de ser de paja el edificio tiene buena cimentación. Una plancha de hormigón de 250 metros cuadrados y una consistente cimentación son la base de esta vivienda toda ella distribuida en planta baja. El siguiente paso fue el planteamiento del espacio…  un amplio porche mirando el bello ocaso de Fáfilas y un gran salón orientado al sureste para conseguir la mayor luz posible. Encima de la plancha… las 500 alpacas, una encima de otra…

- Fue una locura, mi hijo Kevin con cinco años estaba todo preocupado por si venía el lobo y derrumbaba la casa a soplidos.

La construcción de Teo, que ya tiene forma, es una envidiable casa con unos 135 metros útiles. Hay que tener en cuenta que las paredes tienen un tamaño entre 45 y 90 centímetros, algo que ayuda a que la casa pueda ser considerada “eficiente”. La “casita de paja” conserva el calor, aísla del frío…

El proceso llevado hasta ahora puede dividirse en dos fases. Una primera en la que se utilizaron 500 alpacas para la construcción del porche, un gran salón-comedor-cocina y un baño. La segunda fase con grandes paquetones para la zona de las habitaciones donde habrá tres.

- Las alpacas están apiladas sin más- comenta como si fuera fácil apilarlas- Unas sobre otras. Algunas están sujetas con ferralla para enganchar en determinadas zonas. Es totalmente estable… no lo tira ni un camión y mucho menos el soplido de un lobo.

No le falta detalle a la vivienda. El cableado, los desagues… todo está en su sitio en una edificación que puede presumir de tener arcadas en puertas y ventanas. Las ventanas… otro invento… a mano de motosierra y mucha maña. Y es que Teo es uno de esos manitas que le encuentra solución a todo. Y es que… es de paja… pero también habrá chimenea. No en vano… no ha acabado la casa y ya está pensando en el garaje y tiene medio levantado el gallinero -también con alpacas-.

Ahora Teo está en la fase final. Está recubriendo la construcción con ladrillo tabiquero y es  cuando “más se da uno cuenta de lo logrado”. “La verdad es que ahora ya parece otra cosa” reconoce.

El resultado está gustando tanto que bromea con lo de dedicarse a ello y hacer otras “casitas de paja”. Recibe encantado a todo aquel que se acerca a ver la obra y a contemplar los avances, siempre acompañado con una buena conversación y algo para picotear. Y es que, a esta aventura, que bien podría ser un cuento de superación e ingenio en el mundo rural, no le falta ni el lobo.

- Un día estaba en el porche después de una sesión de trabajo y oí el lobo aullar. Desde entonces, ya bromeo con los vecinos… “ya vino el lobo y no consiguió tirar la casita de paja”.

Y es que... otro cuento habría sido si los Tres Cerditos hubieran contado con esta casita de paja.

Echa un vistazo a las fotos del proceso de la 'casita de paja' de Teo... mira más abajo