Un 'brindis' por la disolución de la Fundación Villalar
En Conceyu País Llionés, como la gran mayoría de la región leonesa, nos felicitamos, y brindaremos con el mejor “espumoso” (alias champan), de León, por supuesto, por el anuncio de la disolución de la fundación Villalar, realizada por el presidente de las Cortes, Luis Fuentes, en una visita a León; ningún sitio mejor para anunciarlo y que le aplaudieran a rabiar, al menos la gente de calle.
Lo primero que suscitaba la creación y mantenimiento de este ente es que, si era necesario crear sentimiento de Comunidad, es que no lo había, “naturalmente”. Pues la idiosincrasia de las gentes del país leonés, Salamanca, Zamora o León, muy poco tiene que ver con los castellanos. Nada que ver la forma de ser y estar de maragatos, o de alistanos, o de mirobrigenses, con las gentes de Palencia, o Segovia, o de Soria, ni por supuesto de Valladolid. Somos dos regiones distintas, y pueblos con peculiaridades diferentes.
La cuestión fundamental, al margen del evidente incumplimiento de sus objetivos de crear sentimiento de comunidad, que al menos todos los leoneses percibíamos, es que usaba la mayor parte del presupuesto (casi un millón de euros al año) en adoctrinar a la población. Uno de los objetivos principales era convencernos sobre la supuesta raigambre histórica del ente Castilla y León (como supuesta sucesora de un hipotético reino de Castilla y León, que jamás existió), teniendo tal entidad real, la Comunidad, tan solo una treintena de años.
Y es que, además, ese “sentimiento de pertenencia a la Comunidad” no era otra cosa que intento de castellanizar toda la Comunidad; el ejemplo de la creación del sello de “Queso Castellano”, donde se incluyen los quesos leoneses, aunque no sea (o si?) de la cosecha de esa Fundación, es un buen ejemplo de aquellas pretensiones de la Junta de Castilla y León, que la financia. Otro tanto podría decirse del sello Tierra de Sabor, cuyo anagrama es fiel reproducción de las tierras de Castilla (campos dorados por el cereal castellano y figuradas almenas de castillos).
Esta imbricación de circunstancias citadas no es solo para poner el ejemplo, sino que no parece nada casual que, quien ostentaba hasta hace poco la presidencia de las Cortes de Castilla y León, y por tanto de la Fundación Villalar, era la misma persona que unos años antes había sido la Consejera de Agricultura, y creado aquellos sellos de “Queso Castellano” y “Tierra de Sabor”: mismos fines y procedimientos, en institutos diferentes, para conseguir la castellanización: la ya proscrita, políticamente, Silvia Clemente.
Ni que decir tiene que el otro fin de la Fundación: hacer de la localidad de Villalar de los Comuneros un símbolo autonómico (financiando el programa de actos del 23 de abril), tampoco se cumplió en la región leonesa. En ésta, ese día de ¿fiesta? se convirtió en San Ikea.
Esperemos que el eventual cumplimiento de este anuncio no sea una cuestión táctica consistente en un simple cambio de nombre: eliminar esta fundación, por el fracaso en su objetivo, y por el dispendio de los millones recibidos en agradecimientos a las asociaciones afines al PP, para tal vez fundar una nueva con similares fines, o sea, un simple lavado de cara. Sería un craso error que no tardarían en pagar.
Esta Asociación también persigue la abolición de los sellos alimentarios arriba indicados, potenciando los Productos de León -en esta provincia, y similares en Zamora y Salamanca-, como forma de promover los productos típicos de calidad de nuestra tierra leonesa, ya retomada su promoción por la nueva diputación de León, consiguiendo con ello su renombre y la creación de empleos en nuestro territorio.
Conceyu País Llionés
En Conceyu País Llionés, como la gran mayoría de la región leonesa, nos felicitamos, y brindaremos con el mejor “espumoso” (alias champan), de León, por supuesto, por el anuncio de la disolución de la fundación Villalar, realizada por el presidente de las Cortes, Luis Fuentes, en una visita a León; ningún sitio mejor para anunciarlo y que le aplaudieran a rabiar, al menos la gente de calle.
Lo primero que suscitaba la creación y mantenimiento de este ente es que, si era necesario crear sentimiento de Comunidad, es que no lo había, “naturalmente”. Pues la idiosincrasia de las gentes del país leonés, Salamanca, Zamora o León, muy poco tiene que ver con los castellanos. Nada que ver la forma de ser y estar de maragatos, o de alistanos, o de mirobrigenses, con las gentes de Palencia, o Segovia, o de Soria, ni por supuesto de Valladolid. Somos dos regiones distintas, y pueblos con peculiaridades diferentes.
La cuestión fundamental, al margen del evidente incumplimiento de sus objetivos de crear sentimiento de comunidad, que al menos todos los leoneses percibíamos, es que usaba la mayor parte del presupuesto (casi un millón de euros al año) en adoctrinar a la población. Uno de los objetivos principales era convencernos sobre la supuesta raigambre histórica del ente Castilla y León (como supuesta sucesora de un hipotético reino de Castilla y León, que jamás existió), teniendo tal entidad real, la Comunidad, tan solo una treintena de años.
Y es que, además, ese “sentimiento de pertenencia a la Comunidad” no era otra cosa que intento de castellanizar toda la Comunidad; el ejemplo de la creación del sello de “Queso Castellano”, donde se incluyen los quesos leoneses, aunque no sea (o si?) de la cosecha de esa Fundación, es un buen ejemplo de aquellas pretensiones de la Junta de Castilla y León, que la financia. Otro tanto podría decirse del sello Tierra de Sabor, cuyo anagrama es fiel reproducción de las tierras de Castilla (campos dorados por el cereal castellano y figuradas almenas de castillos).
Esta imbricación de circunstancias citadas no es solo para poner el ejemplo, sino que no parece nada casual que, quien ostentaba hasta hace poco la presidencia de las Cortes de Castilla y León, y por tanto de la Fundación Villalar, era la misma persona que unos años antes había sido la Consejera de Agricultura, y creado aquellos sellos de “Queso Castellano” y “Tierra de Sabor”: mismos fines y procedimientos, en institutos diferentes, para conseguir la castellanización: la ya proscrita, políticamente, Silvia Clemente.
Ni que decir tiene que el otro fin de la Fundación: hacer de la localidad de Villalar de los Comuneros un símbolo autonómico (financiando el programa de actos del 23 de abril), tampoco se cumplió en la región leonesa. En ésta, ese día de ¿fiesta? se convirtió en San Ikea.
Esperemos que el eventual cumplimiento de este anuncio no sea una cuestión táctica consistente en un simple cambio de nombre: eliminar esta fundación, por el fracaso en su objetivo, y por el dispendio de los millones recibidos en agradecimientos a las asociaciones afines al PP, para tal vez fundar una nueva con similares fines, o sea, un simple lavado de cara. Sería un craso error que no tardarían en pagar.
Esta Asociación también persigue la abolición de los sellos alimentarios arriba indicados, potenciando los Productos de León -en esta provincia, y similares en Zamora y Salamanca-, como forma de promover los productos típicos de calidad de nuestra tierra leonesa, ya retomada su promoción por la nueva diputación de León, consiguiendo con ello su renombre y la creación de empleos en nuestro territorio.
Conceyu País Llionés




































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