Javier Revilla Casado
Viernes, 17 de Mayo de 2013
VILLADEMOR DE LA VEGA

Ermita de la Piedad, en Villademor de la Vega

Hay pueblos con suerte en los que debemos citar a sus ermitas con nombre propio porque conservan más de una. Este es el caso de Villademor de la Vega, cuyas ermitas además son magníficas ambas, por sus edificios y por las imágenes que custodian en su interior.

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La Virgen de la Piedad, cuya valiosa talla flamenca hoy se guarda por seguridad en la parroquia, tiene una estupenda casa a las afueras del pueblo, camino del río Esla. Su ermita es un templo majestuoso, a mi modo de ver la mejor de la comarca –y eso que las hay muy buenas– aunque no me haya gustado del todo su reciente restauración


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Esta Ermita de la Piedad es del siglo XVII, con reformas y ampliaciones posteriores como la datada en el AÑO Ð 1759 según dice la inscripción cuya imagen sirvió como acertijo a nuestro juego de esta semana, y que también agradece a quienes la hicieron posible del siguiente modo: BIBAN (sic) TODOS LOS BIENEZHORES.


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La planta del edificio tiene una sola nave, pero exteriormente se rodea de un doble pórtico de madera a sus lados largos, Norte y Sur. El acceso principal, con portada de ladrillo y arco escarzano, se sitúa protegido por el pórtico septentrional aunque se alza independiente unos centímetros más que el resto del soportal y se cubre a tres aguas.


Tales pórticos se apoyan en una sucesión de columnas con fustes de madera o pies derechos, sobre basas de piedra y rematados en zapatas de madera finamente talladas. Los suelos de ambos soportales están empedrados, aunque destaca el pavimento del pórtico principal ya que muestra un magnífico enchinarrado formando bellas figuras geométricas. 


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Una vez que entramos al interior (que no describiremos con mucho detalle para no alargarnos demasiado), la única nave se cubre inicialmente con sencillo artesonado de madera, quedando el coro a los pies del templo. Caminando hacia la cabecera, pasamos una bella verja, de madera aunque imitando las metálicas, y así llegamos a la capilla mayor, que se alza sobre la nave y cubre mediante cúpula de yeso, pintándose las pechinas con personajes bíblicos y rematándose la clave con un medallón estucado y policromado que representa a la Piedad.


Preside la capilla el retablo de la Virgen, cuya escultura muestra a María sujetando en sus brazos el cadáver de su Hijo Jesucristo tras haber sido descendido de la Cruz. Es una magnífica talla de finales del siglo XV o comienzos del XVI. La Piedad se sitúa en la hornacina central, transparente en su parte trasera para permitir la entrada de luz desde su camarín, y está flanqueada en su retablo barroco por dos pinturas sobre la Pasión de Cristo y bajo un Crucificado escultórico.


[Img #3337]Por el propio retablo se pasa al camarín de la Virgen, espacio verdaderamente magnífico. Se trata de la parte ampliada en 1759 y construida completamente en piedra y ladrillo, frente al resto de la ermita donde prima el tapial o tapia real. Cubre este camarín una magnífica cúpula barroca de yeso, cuyos nervios simulan columnas corintias y que está profusamente adornada con medallones, figuras e inscripciones. Todo el espacio recibe una gran iluminación exterior gracias a tres ventanas enmarcadas en piedra y protegidas por artísticas rejas de hierro.



Volvemos al exterior, pues no nos olvidamos de algunos elementos que nos faltan por describir. La torre es de planta cuadrada y se alza en ladrillo, rematándose con campanario y cubierta de pizarra a cuatro aguas o chapitel, más aguja y veleta. Consta documentalmente en 1746 como “torre de azulejos”, en alusión al colorido que en parte conserva el tejado y que fue un revestimiento muy característico en toda la Vega del Esla.


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Ya no se conserva la 'casa del ermitaño', edificio adosado a la propia ermita y donde residía el hombre encargado de la custodia y mantenimiento del edificio así como de recibir a quienes visitasen la capilla. Tampoco se conservan buena parte de los muchos exvotos que pendían sobre los muros interiores de la ermita, depositados como ofrenda por las peticiones que los vecinos de Villademor hacían a la Virgen para sanar enfermedades, y que entregaban en forma de cera o cuadro pictórico como recuerdo del beneficio obtenido.


Lo que se mantiene es el agradable entorno de la ermita, arbolado y fresco gracias a la fuente natural que mana bajo sus propios cimientos. Ello hace que el conjunto, historia-edificio-paisaje, sean especialmente recomendables. Prendado de todo ello debió quedar D. José Luis García Grinda, pues cuando en 1991 publicó su monumental obra Arquitectura Popular Leonesa (editado por la Diputación de León), ilustró sus cubiertas con varios alzados y secciones de este edificio, que califica como “excepcional”.


A nosotros también nos lo parece y sin duda destacamos a la Ermita de la Piedad de Villademor de la Vega como una de las mejores en toda la provincia de León.


[Img #3336]

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