Los danzantes toman fuerza en Villamañán

Eran ocho danzantes y dos birrias y este año se multiplicaron como los panes y peces. Tres grupos de ocho danzantes, decenas de niños danzantes y cuatro birrias. La tradición de los danzantes ha resurgido con fuerza en Villamañán y así, una auténtica legión de danzantes honraron a San Antonio en Villamañán el pasado sábado. El colorido y el brillo de la tradición de los Antoniano cobró fuerza en esta localidad que se resiste a perder sus tradiciones.

Este año, por primera vez, el grupo de danzantes contó con féminas. Tras siglos de tradición e imposición masculina en las danzas, las mujeres se han unido a los danzantes en Villamañán. El domingo se pudo ver un grupo de jóvenes chicas entre los danzantes y, no solo eso, también dos de las birrias eran mujeres. Un paso adelante en la tradición en su lucha por pervivir adaptándose a los nuevos tiempos.

No fue la única novedad de los danzantes. Los Antonianos son cofrades de San Antonio  y según manda la tradición en Villamañán solo los solteros pueden bailar como danzantes y portar al Santo. Este año hubo danzantes que volvieron a bailar tras décadas de haberse retirado.

El grupo aumentó además con varias decenas de pequeños, niños y niñas, que lucieron sus trajes de danzantes y acompañaron al Santo en representación de la pequeña cantera de esta tradición tan propia de Villamañán.

Otra de las costumbres de esta jornada es que los danzantes se acerquen a todas las personas para bailarlas y "pedir una propina".

Entre el típico sonido de castañuelas, la dulzaina y el tambor discurrió la multitudinaria procesión que desafió a una calurosa tarde.

El colofón a un fin de semana de fiestas, con hoguera incluida y verbena, el colofón llegó con el baile de paloteo en la Plaza Mayor tras celebrar la procesión.