Valencia de Don Juan
Las techumbres mudéjares de la iglesia de Santa Marina
Queremos comenzar esta sección con un tema triste pero que tiene a su vez un lado positivo y esperanzador, aspectos todos ellos que caracterizan al rico pero muy olvidado patrimonio de nuestra comarca, el cual queremos tratar de poner en valor. Triste porque vamos a hablar de un magnífico templo que desapareció hace ya casi un siglo, de un modo lastimoso y vergonzante. Pero también positivo y esperanzador porque parte de su riqueza va a ser próximamente recuperada para el público que desee contemplarla y disfrutarla, nada menos que en la pinacoteca más importante del mundo, el Museo del Prado (Madrid).
La
iglesia de Santa Marina se ubicaba en la plaza que hoy día lleva su nombre, en
la
localidad de Valencia de Don Juan. Era un vetusto templo, contemporáneo al
castillo pues ambos se construyeron mayoritariamente en el siglo XV. En el
futuro dedicaremos otro capítulo de esta sección para hablar de su
arquitectura; sirva ahora reproducir las rotundas palabras que en su día le
dedicó D. José María Luengo: “la mejor iglesia de estilo mudéjar de la
provincia de León” (Monumentos religiosos
leoneses…, 1928:85).
Su
final fue fruto de la acumulación de varios factores. Entre ellos, además de su
propia antigüedad, quizás el clave fuese el traslado de la parroquia en 1876
hasta el nuevo templo de San Pedro Apóstol en la plaza Mayor, quedando Santa
Marina ciertamente desatendida desde entonces. Pero sin duda, el principal
error fue la demolición de una trastera que la iglesia tenía adosada, lo que
dejó a la intemperie la zona norte. Parece que, ante su deterioro, en Valencia
de Don Juan nadie quiso escuchar las advertencias de entendidos en Arte y
Patrimonio, pues figuras como Gómez Moreno, Naval o Luengo entre otros
escribieron sobre el valor de la iglesia y de sus tesoros artísticos.
La
decadencia del templo llegó a tal extremo que el Jueves Santo de 1926, a primera
hora de la mañana, se arruinó parte del muro Norte, llevándose por delante el
retablo churrigueresco dedicado a San Isidro, cuya imagen quedó mutilada aunque
pudo salvarse.
A
pesar del desastre, importantes partes del templo no sufrieron daños y hubiera
sido posible la recuperación del mismo. Sin embargo, la iglesia permaneció un
año en tal ruina, hasta que se decidió trasladar el retablo mayor y el Cristo
de Santa Marina, patrón de la localidad, a la capilla que actualmente ocupa en
la parroquia de San Pedro.
Otras
imágenes y elementos, como algunas campanas, también se llevaron a la
parroquial coyantina, quedando el resto a merced del expolio. Para entender el
despropósito, sirva decir que la bella torre mudéjar tuvo que ser dinamitada
para echarla abajo. No exageró pues D. Teófilo García al escribir años después,
que aquel fue “un caso de abulia, de marasmo o de inconsciencia colectiva de
autoridades y pueblo” (Historia de la
villa de Valencia de Don Juan, 1948:318).
Las
bellas techumbres mudéjares de Santa Marina fueron los elementos más destacados
por los entendidos que a comienzos del siglo XX describieron esta iglesia. Parte
del artesonado de la única nave del templo cayó tras el derrumbe del muro Norte
el 2 de abril de 1926, pero no quedaron dañados ni el de la capilla mayor ni la
techumbre del coro. Tal conjunto de cubiertas fue descrito así por D. Manuel
Gómez-Moreno (Catálogo monumental de la
provincia de León, 1906:456):
“La
capilla mayor (…) se cubre con armadura ochavada morisca, muy hermosa, toda de
lazo de nueve y doce ataujerado, con cuerdas dobladas y dispuesto hábilmente;
en medio tiene un racimo, casi plano, y otros en los cartabones, que son de
lazo de veinte; aliceres con tocaduras sogueadas, y todo pintado y dorado.
La
nave conserva dos grandes tramos de armadura, también morisca: el mayor, hacia
la cabecera, se refuerza con cuatro pares de tirantes y canes de recorte; en
cuanto a sus paños, están simplemente entablados, pero luego se fingió con
pintura un lazo de diez, semejante al de la capilla, y acompañado de
floroncillos de bulto y dos racimos de mocárabes, en forma que produce ilusión
completa; los aliceres llevan follajes góticos pintados. El segundo tramo es de
verdaderos taujeres de lazo de nueve y doce, correcto, con racimo de mocárabes,
pintado todo, y próximamente coetáneo del primero, hacia fines del siglo XV.”
Curiosamente,
ni Gómez-Moreno ni Luengo nos hablan ni incluyen fotografías de la techumbre
del coro en sus estudios, solamente el segundo nos dice, erróneamente, que era
“obra probable del siglo XVIII”. Y es precisamente esta pequeña parte la que
ahora ha reaparecido, habiendo formado parte en los últimos años de la Colección
Várez Fisa, la cual lo ha donado al Museo del Prado el pasado 29 de enero junto
a otras piezas. Ello hará que, en aproximadamente un año, una de las salas de
la principal pinacoteca española se cubra con las vigas y tablas del coro de
Santa Marina de Valencia de Don Juan.
¿Cómo
llegó hasta manos privadas? Fruto de la vorágine suscitada tras la ruina de
parte de la iglesia de Santa Marina en 1926, ya vimos que parte de sus
elementos muebles fueron trasladados a la parroquia de San Pedro, pero otros
muchos quedaron a merced de la especulación y el deterioro. En el caso de las
techumbres, Luengo nos dice que “el artesonado se vendió a un chamarilero que
lo sacó de Coyanza de noche y en carros de bueyes” (Monumentos religiosos leoneses…, 1928:85).
Teniendo
en cuenta el último pasaje, cuando a comienzos de este año nos llegaron
noticias de que el artesonado de Santa Marina iba a reaparecer en el Museo del
Prado, pensamos que se trataría del de la capilla mayor, el más rico y valioso.
También porque el único libro que había publicado fotos de las vigas tras su
venta y traslado, Ars Hispaniae,
aludía al “artesonado” y no a la techumbre del coro que es lo que realmente se
conserva con seguridad y ha sido donado al Prado.
![[Img #2375]](upload/img/periodico/img_2375.jpg)
¿Y
entonces, los artesonados? Pues queda todavía en la incógnita saber qué fue de los
artesonados de la iglesia, especialmente el de la capilla mayor, que
Gómez-Moreno calificase como muy hermoso como ya hemos citado. Sabemos que el
artesonado de la nave quedó dañado por el derrumbe, aunque fueron susceptibles
de recuperarse vigas y tablas del mismo. De lo que no hay duda es, que tras el
hundimiento del muro norte en 1926, el artesonado de la capilla mayor no sufrió
daño alguno. Por tanto, al igual que sucedió con el del coro (tampoco dañado),
pudo perfectamente ser vendido a algún coleccionista privado.
Aunque
la dificultad de desmontar, trasladar y reconstruir el artesonado de la capilla
mayor de Santa Marina se nos antoja muy superior a la de la techumbre plana del
coro que próximamente reaparecerá en el Museo del Prado, sin duda el gran valor
de dicha armadura ochavada mudéjar nos
hace albergar la esperanza de que también fuese vendida. Seguramente así fuese,
aunque por el momento esta joya artística de nuestra comarca sigue en paradero
desconocido.
Para
saber más sobre la donación al Museo del Prado:
http://www.museodelprado.es/coleccion/donacion-varez-fisa/la-exposicion/
Javier Revilla Casado es historiador
http://www.javirevilla.blogspot.com/
http://www.harineras.blogspot.com/
http://www.historiavalenciadedonjuan.blogspot.com/
La
iglesia de Santa Marina se ubicaba en la plaza que hoy día lleva su nombre, en
la localidad de Valencia de Don Juan. Era un vetusto templo, contemporáneo al
castillo pues ambos se construyeron mayoritariamente en el siglo XV. En el
futuro dedicaremos otro capítulo de esta sección para hablar de su
arquitectura; sirva ahora reproducir las rotundas palabras que en su día le
dedicó D. José María Luengo: “la mejor iglesia de estilo mudéjar de la
provincia de León” (Monumentos religiosos
leoneses…, 1928:85).
Su final fue fruto de la acumulación de varios factores. Entre ellos, además de su propia antigüedad, quizás el clave fuese el traslado de la parroquia en 1876 hasta el nuevo templo de San Pedro Apóstol en la plaza Mayor, quedando Santa Marina ciertamente desatendida desde entonces. Pero sin duda, el principal error fue la demolición de una trastera que la iglesia tenía adosada, lo que dejó a la intemperie la zona norte. Parece que, ante su deterioro, en Valencia de Don Juan nadie quiso escuchar las advertencias de entendidos en Arte y Patrimonio, pues figuras como Gómez Moreno, Naval o Luengo entre otros escribieron sobre el valor de la iglesia y de sus tesoros artísticos.
La decadencia del templo llegó a tal extremo que el Jueves Santo de 1926, a primera hora de la mañana, se arruinó parte del muro Norte, llevándose por delante el retablo churrigueresco dedicado a San Isidro, cuya imagen quedó mutilada aunque pudo salvarse.
A pesar del desastre, importantes partes del templo no sufrieron daños y hubiera sido posible la recuperación del mismo. Sin embargo, la iglesia permaneció un año en tal ruina, hasta que se decidió trasladar el retablo mayor y el Cristo de Santa Marina, patrón de la localidad, a la capilla que actualmente ocupa en la parroquia de San Pedro.
Otras imágenes y elementos, como algunas campanas, también se llevaron a la parroquial coyantina, quedando el resto a merced del expolio. Para entender el despropósito, sirva decir que la bella torre mudéjar tuvo que ser dinamitada para echarla abajo. No exageró pues D. Teófilo García al escribir años después, que aquel fue “un caso de abulia, de marasmo o de inconsciencia colectiva de autoridades y pueblo” (Historia de la villa de Valencia de Don Juan, 1948:318).
Las bellas techumbres mudéjares de Santa Marina fueron los elementos más destacados por los entendidos que a comienzos del siglo XX describieron esta iglesia. Parte del artesonado de la única nave del templo cayó tras el derrumbe del muro Norte el 2 de abril de 1926, pero no quedaron dañados ni el de la capilla mayor ni la techumbre del coro. Tal conjunto de cubiertas fue descrito así por D. Manuel Gómez-Moreno (Catálogo monumental de la provincia de León, 1906:456):
“La
capilla mayor (…) se cubre con armadura ochavada morisca, muy hermosa, toda de
lazo de nueve y doce ataujerado, con cuerdas dobladas y dispuesto hábilmente;
en medio tiene un racimo, casi plano, y otros en los cartabones, que son de
lazo de veinte; aliceres con tocaduras sogueadas, y todo pintado y dorado.
La nave conserva dos grandes tramos de armadura, también morisca: el mayor, hacia la cabecera, se refuerza con cuatro pares de tirantes y canes de recorte; en cuanto a sus paños, están simplemente entablados, pero luego se fingió con pintura un lazo de diez, semejante al de la capilla, y acompañado de floroncillos de bulto y dos racimos de mocárabes, en forma que produce ilusión completa; los aliceres llevan follajes góticos pintados. El segundo tramo es de verdaderos taujeres de lazo de nueve y doce, correcto, con racimo de mocárabes, pintado todo, y próximamente coetáneo del primero, hacia fines del siglo XV.”
Curiosamente, ni Gómez-Moreno ni Luengo nos hablan ni incluyen fotografías de la techumbre del coro en sus estudios, solamente el segundo nos dice, erróneamente, que era “obra probable del siglo XVIII”. Y es precisamente esta pequeña parte la que ahora ha reaparecido, habiendo formado parte en los últimos años de la Colección Várez Fisa, la cual lo ha donado al Museo del Prado el pasado 29 de enero junto a otras piezas. Ello hará que, en aproximadamente un año, una de las salas de la principal pinacoteca española se cubra con las vigas y tablas del coro de Santa Marina de Valencia de Don Juan.
¿Cómo llegó hasta manos privadas? Fruto de la vorágine suscitada tras la ruina de parte de la iglesia de Santa Marina en 1926, ya vimos que parte de sus elementos muebles fueron trasladados a la parroquia de San Pedro, pero otros muchos quedaron a merced de la especulación y el deterioro. En el caso de las techumbres, Luengo nos dice que “el artesonado se vendió a un chamarilero que lo sacó de Coyanza de noche y en carros de bueyes” (Monumentos religiosos leoneses…, 1928:85).
Teniendo en cuenta el último pasaje, cuando a comienzos de este año nos llegaron noticias de que el artesonado de Santa Marina iba a reaparecer en el Museo del Prado, pensamos que se trataría del de la capilla mayor, el más rico y valioso. También porque el único libro que había publicado fotos de las vigas tras su venta y traslado, Ars Hispaniae, aludía al “artesonado” y no a la techumbre del coro que es lo que realmente se conserva con seguridad y ha sido donado al Prado.
¿Y entonces, los artesonados? Pues queda todavía en la incógnita saber qué fue de los artesonados de la iglesia, especialmente el de la capilla mayor, que Gómez-Moreno calificase como muy hermoso como ya hemos citado. Sabemos que el artesonado de la nave quedó dañado por el derrumbe, aunque fueron susceptibles de recuperarse vigas y tablas del mismo. De lo que no hay duda es, que tras el hundimiento del muro norte en 1926, el artesonado de la capilla mayor no sufrió daño alguno. Por tanto, al igual que sucedió con el del coro (tampoco dañado), pudo perfectamente ser vendido a algún coleccionista privado.
Aunque la dificultad de desmontar, trasladar y reconstruir el artesonado de la capilla mayor de Santa Marina se nos antoja muy superior a la de la techumbre plana del coro que próximamente reaparecerá en el Museo del Prado, sin duda el gran valor de dicha armadura ochavada mudéjar nos hace albergar la esperanza de que también fuese vendida. Seguramente así fuese, aunque por el momento esta joya artística de nuestra comarca sigue en paradero desconocido.
Para saber más sobre la donación al Museo del Prado:
http://www.museodelprado.es/coleccion/donacion-varez-fisa/la-exposicion/
Javier Revilla Casado es historiador
http://www.javirevilla.blogspot.com/
http://www.harineras.blogspot.com/
http://www.historiavalenciadedonjuan.blogspot.com/
Angel Franco | Viernes, 15 de Marzo de 2013 a las 12:01:52 horas
¡Hola Javier!Que pena!como me recuerda la iglesia de mi pueblo de GRISUELA,cuando hicieron la reforma en el año 1975,nos la expoliaron!nos llevaron cuatro retablos,de un valor incalculable y todas las tablas policromadas de la techumbre,solo nos dejaron el retablo mayor y el alfarje,que es una armadura mudéjar policromada de tipo ochavado igualina que la desaparecida de Santa Marina. A pesar de todo, hoy es uno de los mejoresartesonados de España,y está declarado Bien de Interés Cultural.Recomiendo que la visiteis ¡Tuvimos que pagar la reforma integra y nos la saquearon!
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