José Ramón Peláez presenta su tesis sobre Eugenio Merino

Esta tarde, a las 19:30 horas en el seminario de León, se presentará la tesis de José Ramón Peláez Sanz sobre el rector del seminario de Valderas, Eugenio Merino. El sacerdote convirtió el seminario de Valderas en un motor para el desarrollo de Tierra de Campos.

Hablar de Eugenio Merino es evocar el recuerdo de generaciones de sacerdotes formados en los seminarios de Valderas y León que lo tuvieron como profesor, rector o director espiritual a lo largo de casi 50 años. A nivel internacional se le conoce más por su labor en el apostolado obrero durante el franquismo; él tradujo al español las obras del belga José Cardijn, promotor en todo el mundo la JOC (Juventud Obrera Católica), y fue el primer consiliario de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) que desde 1946 constituyó una oposición obrera a la dictadura con iniciativas como el periódico ¡Tú!, los grupos obreros de estudios sociales (GOES), los primeros gabinetes laboralistas o el inicio de las Comisiones Obreras y las primeras huelgas.

José Ramón Peláez en su investigación analiza las obras de Don Eugenio, escritas en su mayor parte durante los 45 años que trabajo en Valderas, donde también había estudiado. Son escritos que  buscan la formación social, profesional y cristiana de los laicos y clérigos que estudiaban en el seminario de san Mateo, del público que acudían a sus veladas teatrales y de  los sindicatos agrícolas católicos.

Merino, embajador de Valderas

Merino llevó el nombre de Valderas por todo el mundo gracias a sus comunicaciones en congresos de educación y teología celebrados en Madrid, Valladolid, Sídney o Bruselas. Además, organizó un sonado homenaje a Fray Mateo Panduro, fundador del seminario. Aunque una de sus mayores proezas fue abrir camino al diálogo entre socialistas y cristianos. De este modo, en Valderas muchos obreros pertenecieran a la vez a ambos sindicatos. Recopiló centenares de restos arqueológicos en un museo haciendo de la localidad referencia para los especialistas. Y defendió hasta el último momento los estudios de Teología en Valderas, como cantera de profesores para toda España, uno de ellos llegó a ser obispo de Cuenca y otro juez de la Rota y varios fueron directores de periódico.

Sus novelas son un testimonio de la vida en Valderas y alrededores a inicios del siglo XX. En 'Cura y mil veces cura' (1928) pone de manifiesto la inquietud social y apostólica del seminario. Y en 'Tierra de Campos') (hoy reeditada en PDF por la Biblioteca Digital Lleonesa) deja constancia de la vida campesina, el progreso de la viticultura tras la filoxera, la organización sindical o el fin del caciquismo.