R. Meléndez
Martes, 20 de Marzo de 2018
Un pueblo que agoniza

“Ruralismo extremo”: Valdefuentes, un pueblo dejado de la mano de Dios

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Valdefuentes es un pueblo como los de antes, los de hace décadas. En sus calles no hay un metro cuadrado de asfalto, no hay agua corriente ni redes de saneamiento y al llegar la noche las únicas luminarias son los luceros de la noche. Vivir en un ‘ruralismo extremo’ puede tener su encanto -que se lo digan a algunos urbanitas- pero el día a día se hace complicado y en algunas ocasiones todo un reto. ¿Te imaginas vivir sin agua corriente? ¿Has probado a conducir en una resbaladiza pista de barro? Son solo dos de los inconvenientes provocados por la ‘dejadez’ y el ‘abandono’ de este pueblo que no es pueblo -porque ni ese título posee ya- dependiente del Ayuntamiento de Valderas.

 

Y es que a Valdefuentes se le ha arrancado hasta su distinción como núcleo urbano, como pueblo... Valdefuentes es simplemente Valdefuentes. Casi casi se le ha arrancado el título de 'pueblo'. En su día fue pedanía de Valderas, había alcalde pedáneo y Junta Vecinal; con el éxodo rural de mediados del siglo pasado la localidad fue a menos, entonces perdió la distinción de pedanía y fue absorbida por el Ayuntamiento de Valderas con el epígrafe de “núcleo en fase de abandono” -tal como aparece en las normas urbanísticas del municipio-. En la actualidad no aparece ni como núcleo urbano -ni como pueblo- en la propia página del Ayuntamiento, simplemente “pertenece” a la villa valderense. Eso sí, algún error administrativo ha provocado que algunas cartas destinadas a domicilios en Valderas lleguen identificadas como ‘Valdefuentes de Valderas’.

 

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La población vivió tiempos de cierto esplendor. Antaño hubo más de un centenar de vecinos, escuela y una iglesia en la que se decía misa a diario. Aún algunos recuerdan las fiestas que allí se organizaban. Pero sus vecinos más jóvenes se trasladaron para encontrar un mejor porvenir, muchos continuaron su vida en la cercana Valderas (a poco más de tres kilómetros) y otros emprendieron caminos en diversos puntos de la geografía española. Así, Valdefuentes fue condenado… sus jóvenes se marcharon y con ellos el futuro de esta localidad.

 

Sin embargo, en Valdefuentes aún quedan vecinos -unas cinco familias que no suman más de una decena de vecinos- que viven en el más absoluto “ruralismo extremo”. La localidad no dispone de ningún tipo de servicio. Las casas no tienen agua corriente ni red de saneamiento. Todas las viviendas cuentan con agua que sacan de sus propios pozos. Pozos para la provisión de agua para el consumo y fosas sépticas para las aguas residuales son requisitos imprescindibles para poder vivir (o sobrevivir) en Valdefuentes. Y es que, en el tiempo de las redes y las autopistas de comunicación, en Valdefuentes no hay alcantarillado ni desagüe.

 

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En sus calles no hay un metro de asfaltado y el alumbrado es inexistente. Algunos vecinos indican que hace décadas Valdefuentes contó con alumbrado urbano pero es algo que no está documentado. Tan solo se sabe que algún ‘foco’ iluminó las calles en algún momento en las últimas décadas. Ahora en Valdefuentes la noche es total y aunque han sido varios los proyectos de alumbrado... la luz no llega.

 

[Img #38050]Con la lluvia la vida en Valdefuentes es aún más engorrosa. Las calles de tierra -sembradas de baches y agujeros- se convierten en auténticos barrizales por las que transitar, ya sea andando o en coche, se complica al extremo.

 

La iglesia de Valdefuentes es la viva imagen del abandono del pueblo. Este digno templo, que albergó piezas destacables, hoy roza el estado de ruina.

 

Hace unos 20 años aún había niños corriendo por sus calles, incluso paraba el transporte escolar. Eso quedó atrás… hoy Valdefuentes se resiste a perderse en el olvido de la historia mientras sobrevive al ‘ruralismo extremo’ y reclama atención a su Ayuntamiento... el de Valderas.

 

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